Por: Hernán Leal Barrientos. Director de empresas, speaker y montañista
La vida es complicada y a medida que va desarrollándose parece, a veces, que se vuelve incluso más difícil. Hay personas que por distintas razones cierran los ojos ante las situaciones difíciles, tanto en el ámbito personal como profesional.
Sin embargo, la vida como complicada y difícil que ciertamente es, también es hermosa y con sus infinitas metáforas nos muestra cómo vivirla, solo es cuestión de saber captar el mensaje. Es sorprendente cómo luego de una extenuante escalada a una imponente montaña como el Everest, donde incluso ves a la muerte a los ojos, al llegar a los 8.000 metros de altura sientes esa paz espiritual inexplicable al ver ese maravilloso paisaje que se esconde luego de tanto esfuerzo. De la misma manera hay que ver las situaciones complejas y negativas de la vida.
Claro está, se oye muy fácil decirlo, pero ciertamente si lo pensamos, aplicarlo es cuestión de voluntad y actitud. Se sabe que a nadie le gusta escuchar las verdades fuertes, les incomoda o simplemente ignoran esos puntos negativos, pero es un gigantesco error, la vida viene con blancos, negros y grises, hay que aprender de cada uno de esos tonos y modificarlos para convertirlos en bondades y no que permanezcan en el tiempo como defectos.
Esta manera de pensar es aplicable para cualquier ámbito de la vida, cierto es que ver lo negativo a veces no es fácil, pero no hay nada mejor para crecer positivamente. Por ejemplo, cuando tenemos una idea de emprendimiento solemos enfocarnos en sus potencialidades, pero también deberíamos ver y analizar sus puntos débiles para, de ser posible, eliminarlos y poder ser exitosos.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.