Por: Richard Andrade C. Director de Poderyliderazgo.cl
Este domingo 25 de octubre de 2020 quedará marcado en la historia política y personal de los chilenos. Es la primera vez en más de 200 años, desde que existe la República de Chile, que la ciudadanía se manifiesta por vía electoral sobre la necesidad de una nueva Constitución. Lo hizo con fuerza inusitada y con una expresión elocuente, ya que participaron de este ejercicio democrático voluntario más de 7,5 millones de electores.
El resultado irrebatible, incuestionable, ejemplar de la opción Apruebo, alcanza el 78% contraso un 22% del Rechazo, da cuenta que los chilenos decidieron poner fin a la Constitución heredada de la dictadura militar de Augusto Pinochet y a los abusos e impunidad a una élite que se adueñó de privilegios. Esto permite avanzar hacia un país más justo, solidario y con oportunidades para todos, de la mano de una carta magna que surja desde la sociedad en su conjunto, desde sus anhelos y esperanzas, y para ello es imprescindible la existencia de espacios de encuentro, diálogo, tolerancia y respeto, porque este nuevo Chile los debemos de forjar todos.
Los chilenos optamos durante esta jornada dominical por entregar a los ciudadanos la tarea de redactar una nueva constitución, desechando incorporar en este proceso a los parlamentarios (senadores y diputados), ratificando la evidente desconexión que existe entre la clase política y la ciudadanía, y con ello marcando el fin de la Democracia Representativa para dar los primeros pasos hacia una Democracia Participativa en el país.
Viene el tiempo de la ciudadanía activa, de ciudadanos empoderados, de asumir la responsabilidad que implica el trascendental paso dado este domingo de octubre y volver a participar activamente en la “cuestión pública”, de terminar con la apatía y la indiferencia sobre el quehacer político a nivel comunal, regional y nacional, pues no da lo mismo quien gobierna o quien redacta las leyes que inciden directamente en la vida todos quienes vivimos en este país. Es tiempo de elegir gente competente, honesta, preparada y, por sobre, todo realmente comprometida con Chile y no con los interés de algunos.
Esta historia que hemos comenzado a escribir los chilenos es una oportunidad real para abrir espacios a nuevos liderazgos que permitan terminar la hegemonía de los partidos políticos y sus malas prácticas. El único camino viable para las coaliciones políticas es abrirse a la ciudadanía y asegurar la efectiva participación de los independientes en la elección de los integrantes de la Convención Constitucional. Es el primer paso que deben dar para volver a su razón de ser, cautelar el bien común, el bien público, el bienestar de la sociedad.
Para los ciudadanos se hace imperativo el pensar y actuar en función del colectivo por sobre el individualismo; recuperar la ética para denunciar activamente la corrupción al interior de las instituciones públicas que nos sirven a todos; alzar la voz para avanzar hacia un país descentralizado que valore y reconozca la importancia de las regiones y sus habitantes.
Es tarea de todos diseñar un Estado Solidario y de esta forma garantizar derechos esenciales para el desarrollo de las personas; de trabajar con fuerza para girar hacia un modelo económico sostenible basado en la innovación y las nuevas tecnologías para dejar de ser un país netamente extractivista que depreda sus recursos naturales sin pensar en las presentes y futuras generaciones.
La historia la escriben los pueblos… y hoy hemos empezado a escribir un nuevo capítulo cargado de esperanzas de anhelos de un Chile Mejor para todos y no solo para algunos.