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Eduardo Reyes… el hombre tras Cocina Capaz: “Mis hijos son mi trabajo, la cocina mi hobby”

Dicen que un estómago vacío es un mal consejero y Eduardo Reyes, creador de un concepto único y sabroso en la Región de O’Higgins lo entiende bien, y por ello ha dedicado sus conocimientos, capacidad y empatía a difundir y enseñar a otros lo que el domina: la cocina y cómo hacer de ella un arte al alcance de todos… en palabras de él: Un #wapáaaaaaaa!


Sobre su visión del arte culinario y cómo está posicionando su idea de la Cocina Capaz en redes sociales y las regiones, Poder y Liderazgo conversó con este profesor del aderezo, del sushi y del guisante, pero también de platos exóticos, quien está claro que comer es una necesidad, pero que defiende el hecho que cocinar: es un arte.

Lo sorprendemos de regreso de su viaje a las regiones de Los Ríos y Los Lagos, donde recorrió y se deleitó con platos típicos sureños, en especial en la feria costumbrista Caleta “El Piojo”, una de las más concurridas durante el verano en Valdivia. Y no es extraño que venga con tanto entusiasmo del sur, ya que no sólo visita constantemente ferias gastronómicas a lo largo del país, compenetrándose de la cultura que está presente en cada comida, sino que ya tiene en carpeta un proyecto que llevará a este cocinero del pueblo a empapar al sur de su contagiosa alegría y su concepto de cocinar con “lo que tenga”.

 


¿Cómo llegas a hacer de la comida tu trabajo?

“La verdad que la comida no es mi trabajo, es mi hobby, algo que me apasiona y me mantiene en movimiento a cada minuto, porque mi verdadero trabajo son mis hijos. A ellos les dedico esfuerzo, capacidad y amor”.

“Yo no soy un papá de fines de semana o que está solo en las fiestas familiares. Asumí la crianza de mis dos hijos judicialmente, y viven conmigo, así que estoy presente apoyándolos cada día, viendo cómo crecen, como avanzan en sus metas. Son chicos super normales que disfrutan tocando instrumentos musicales, viendo una buena película o jugando con el play”.

“A ellos la cocina no les apasiona como a mí, y tampoco trato que así sea. El mayor me ayuda desde hace algunos años, pero no creo que ninguno siga mis pasos. Para ellos el cocinar es el tema del papá… para mí, ellos son mi tema”.

“Sobre como llegué a la cocina, fue un largo camino que comenzó con un estudiante de derecho que cursó hasta cuarto año de la carrera y que por razones económicas no pudo seguir, pero que tenía el bichito de salir adelante, así que hice muchos trabajos y aprendí varias cosas, entre ellas inglés”.

“Un día aprendí, gracias a un amigo chef, a preparar sushi y la verdad es que me enamoré del sushi, y como había caído en desgracia y no pensaba ni podía quedarme con los brazos cruzados, comencé a vender sushi en la calle, donde se gana harta plata, pero también está todo el tema social y la crítica negativa, y para evitarles a mis hijos algún grado de vergüenza de que el papá vendía en la calle, me iba a Santiago a venderlos. Llegué a ganar hasta cuarenta mil pesos diarios. Ahí entendí que no solo me había convertido en un maestro del sushi, sino en un emprendedor, y me puse a estudiar administración de empresa y posteriormente cocina en el instituto Santo Tomás”.

“Con unos pesos ahorrados, y con el apoyo de mi hermano y de mi madre, me instalé con un local, el tercero que llegaba a Rancagua, pero debí cerrarlo cuando la idea se masificó y era imposible competir con el sushi a luca”.


¿Cómo es el ambiente dentro de una cocina profesional?

“Nada de amistoso. Uno puede tratar de llevar la fiesta en paz, pero la verdad que es un mundo muy competitivo y ahí uno ve como muchos sacan lo peor de sus personalidades. Suena duro, pero es así. Además, se ve la presencia en muchos círculos donde la droga y el alcohol hace que las personalidades más extremas afloren fácilmente. De verdad que es un mundo poco amistoso. Sería falso decir lo contrario”.

“Por lo mismo, valoro cuando puedo trabajar con alguien que llegue a ser mi partner dentro y fuera de la cocina, y eso ha sido Francisca Pacheco, una ingeniera en prevención de riesgo con quien trabajo, y de quien he aprendido muchísimo, por su tenacidad, por ese empuje y positivismo que le da a todo. Ella me introdujo a las redes sociales, y el éxito de Cocina Capaz en Facebook se lo debo a ella”.

“Pero para ser muy justo, en Cocina Capaz no trabajamos solos. Tengo a siete personas que me colaboran constantemente, incluida mi gran apoyo, mi madre. A ellos se suman más personas de acuerdo a la actividad o si es un evento muy masivo”.


Háblanos de Cocina Capaz

“Comenzó a través de mi trabajo con el Sence y su programa “Más Capaz”, y ahí empecé a difundir en mi Facebook lo que hacía con los grupos a los cuales les enseñaba a cocinar, y jugando un poco con el nombre, terminó en Cocina Capaz. Nunca dimensioné que pudiera tener el éxito que ha logrado, y la cantidad de seguidores… hasta me da risa cuando la gente me reconoce a veces en la calle, en un supermercado y me dicen “hola Cocina Capaz”. Es cómico y a la vez te retroalimenta sobre que sí estás llegando a la gente”.

“Cuando viajo fuera de Rancagua salgo con cámara fotográfica, tarjetas de presentación y las ganas de caminar y conversar sobre las culturas gastronómicas de otras personas”.


¿A qué le atribuyes este éxito? 

“Creo que la gente ve a un hombre común, a un hombre con familia, a un hombre como cualquier otro, que les cuenta como cocinar, que les muestra que en cada rincón del país hay un plato esperándolos, y que ellos también pueden hacerlo. Por eso cuando recorro las ferias y veo algo que pueda servirle a alguien, lo subo a redes sociales de inmediato. La idea es compartir para que otros también puedan usar buenas ideas en la gastronomía”.


¿Cuál es el secreto que hace que tus clases sean diferentes?

“En las clases que doy, que son a grupos de mujeres en situación de vulnerabilidad, cumplo con el programa del Sence a cabalidad, pero le doy un valor agregado, y es que he aprendido que lo que ellas necesitan es a sacar el mejor provecho de lo que tienen, y que por lo general es muy poco”.

“El concepto que creé en las comidas y que publico constantemente en redes sociales, es basado en la recuperación, y que contribuye a que las personas extiendan el presupuesto diario. Así que les enseño a no desperdiciar nada, y he visto grandes resultados, hasta tenemos el caso de dos hermanas que ya tienen su propio restaurant”.

“Cuando digo que no desperdicien nada… lo digo en serio, y vieras las caras que al principio me colocaban cuando ni las cáscaras las dejo arrojar. Por ejemplo, si van a usar manzanas para hacer una compota, las cáscaras sirven para base de un jarabe, y el corazón de la manzana, ese que todos los tiramos a la basura, ellas ahora hacen un dulce. Hasta les enseñé a hacer postres con verduras, en especial esas que van quedando en el refrigerador sin usar”.


Pero Cocina Capaz no solamente es enseñar a guisar… 

“Es una marca que representa a un cúmulo de iniciativas, donde está la capacitación, la atención de eventos, las asesorías y hasta la preparación y mercadeo de mermeladas y conservas propias. Y por sobre todo, ahora es un wapáaaaaaaa… es un latigazo, el latigazo de mi socia. Una expresión, una broma que surge del trabajo, de la pasión que sentimos por la comida y todos los que somos parte de un proyecto”.


¿Conservas?

“Si bien Cocina Capaz es mi empresa, en el tema de las mermeladas y conservas tengo mi socia: Francisca Pacheco. La idea fue suya, y cuando hicimos la primera mermelada, que fue de sandía, ella salió y vendió 150 frascos como si nada. Así que le dije que hiciéramos una sociedad, pero con un producto pulido, donde cada detalle sea relevante, desde el frasco, el diseño de la etiqueta, y en especial el contenido, porque los chilenos somos especiales, por ejemplo, nos gusta que algo sea picante, pero no tan picante, que sea dulce pero no empalagoso… así que estamos en el proceso de crear conservas pensadas en el público, no en lo que a nosotros nos gusta”.

“Soy un convencido que cuando cocinas lo haces para que otro lo disfrute y, por lo tanto, debe ser al gusto del cliente. Si quiere la carne cruda, cruda se la preparo,si me piden lomo liso recocido, recocido se lo doy, porque yo cocino para que otro coma y no voy a imponer mi gusto y preferencias, y ahí discrepo con otros chef que tratan de que el comensal se sirva la comida al gusto del cocinero. Yo no. Cada uno come lo que quiere y como lo quiere”.

“El punto de la carne es tan relativo, porque depende del gusto del comensal. Por eso siempre les digo a mis estudiantes que hay dos tipos de comida, la que nos gusta y la que no, y de ahí nadie nos mueve”.


¿Cómo ves la gastronomía chilena?

“La gastronomía básica chilena es fome, y aunque a los colegas no les guste decirlo, es así, pero está cambiando y ello es porque las nuevas generaciones están dispuestas a probar nuevos sabores y texturas, y eso es bueno, porque acá no tenemos el destello de la comida india, del sudoeste asiático, que es mi fuerte”.


Con su lema de “hágalo fácil y con lo que tenga”… con su “wapáaaaaaaa! dejamos a Eduardo Reyes desarmando las maletas y preparándose para visitar diversas ferias gastronómicas y fiestas de la vendimia que ya se acercan en la Región de O’Higgins, donde de seguro sacará alguna otra receta que llevará para el deleite de sus alumnos, enseñándoles que “todo se usa y nada se pierde en la cocina”, y que el que quiere, puede, “pero hay que moverse, porque los trabajos no te llegan solos, hay que promocionarlos, salir a buscarlos y eso lo aprendí con Cocina Capaz”, un emprendimiento “que algún día me hará millonario y sino, al menos muy feliz porque son pocos los que pueden decir que se ganan la vida haciendo lo que a ellos más les gusta”.


Este es un liderazgo regional que goza y hace gozar con los aromas y los sabores de las provincias. Que se atreve a defender el valor que hay tras un mariscal cocinado, espontáneamente y en “vivo” a metros de una playa, un lago o un volcán, para 100 personas con la certeza y convicción de aquel que entiende que el aderezo inigualable de las miradas cómplices de quienes no se conocen, son el ingrediente especial para disfrutar de un plato único que muchos quisieran, al menos, olfatear.

Ese es Eduardo Reyes, un liderazgo que convoca a las personas al disfrute de igual a igual en torno a la comida, sus placeres y sus caprichos!

“Cocina Capaz”, un concepto culinario cargado de pasión y sinceridad, que sin lugar a dudas dará que hablar y por sobre todo… disfrutar!


 

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