Por: José Ignacio Escobar. Presidente de ACERA. Gerente general de ACCIONA Energía para Sudamérica
Con cerca de 5.000 MW en operación y otros 1.000 MW en construcción, las ERNC representan hoy casi 17% de la generación eléctrica de Chile. Si se mantiene esta tendencia, hacia el 2030 deberían ser casi el 50% de toda la generación, con unos 15.000 MW de proyectos operando. Algo que mantendrá a Chile como líder continental en esta materia.
Estos miles de MW significan también un gran impulso a la economía local y al empleo. Los proyectos ERNC generan oportunidades en zonas rurales. Esta ha sido el caso de varias zonas en Chile, donde los municipios y comunidades han contribuido al desarrollo de estos proyectos en forma colaborativa. Es en esta conjunción de intereses públicos, privados, sociales y ambientales, la clave para mantener el sector ERNC creciendo en forma sustentable y sin grandes conflictos. Es la nueva y única forma de hacer negocios a largo plazo.
Por el lado tecnológico, vemos también como la opción del almacenamiento limpio avanza en los mercados internacionales -principalmente EE.UU. y Australia-, pero también comienza a desarrollarse en Chile.
Incorporar estas tecnologías, en todas sus variantes, aportarán a los sistemas eléctricos interconectados, y a las redes más pequeñas y aisladas, beneficios muy relevantes para optimizar el uso de fuentes renovables de energía.
Por su parte, las tecnologías renovables más maduras -hidro, eólica y solar- seguirán siendo las más competitivas y, por ende, con el mayor crecimiento durante la siguiente década, desplazando en inversiones a todas las otras fuentes convencionales sumadas.
En ese sentido, cobra relevancia la mesa de descarbonización implementada por el gobierno, junto con las empresas de generación a carbón, puesto que una salida programada y acelerada de las centrales contaminantes abrirá el mercado a nuevos actores y tecnologías, con beneficios económicos, sociales y ambientales para todos los chilenos. Si la mesa resulta exitosa, se sentarán sólidas bases para cumplir con la aspiración del Presidente Sebastián Piñera de llegar al año 2040 con una matriz 100% de energías renovables, incluyendo ERNC y gran hidro, lo que sería un tremendo éxito de Chile a nivel mundial.
La minería, el transporte, las instituciones públicas, el consumo urbano y cada industria de nuestro país debe sumarse a esta transición energética. Chile tiene la oportunidad única de ser pionero en liderar esta transición que, además, apoya directamente los compromisos internacionales asumidos por Chile en el marco de la lucha contra el cambio climático.
Las tecnologías de generación y almacenamiento limpias nos traerán enormes beneficios sociales, ambientales y económicos, estando en nuestras manos generar el marco regulatorio adecuado para que estas puedan desplegarse en toda su magnitud.
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