El valor de la garantía jamás debe superar al valor del financiamiento, pues la idea es que sea una solución y no se transforme en un problema que ponga en riesgo la viabilidad del negocio
El factoring es una alternativa de financiamiento muy utilizado por las pequeñas y medianas empresas y constituye una de las principales vías de apoyo en el mercado. Su uso se ha masificado debido, principalmente, a la demora excesiva en el pago de los clientes, “pues hoy en día existe un promedio de 64 días para el pago de las facturas y, en muchos casos, un retardo aún mayor”, justifica el gerente general de Defensa Pyme, Mario Espinosa, quien agrega que “esto genera un problema de flujo de caja para las pymes, las que, desesperadas, deben recurrir a vías de financiamiento para generar liquidez”.
En este contexto, viene al caso analizar distintos aspectos o salvedades que puede tener esta herramienta. El abogado explica que el factoring “tiene una gran ventaja frente a otras fuentes de financiamiento y es la de obtener liquidez casi inmediata, de una manera mucho más rápida y fácil que, por ejemplo, un crédito de un banco u otra institución financiera, que está sujeto a mayores requisitos”. Eso sí, “esta atractiva ventaja exige también analizar el contexto del negocio y su funcionamiento y es ahí donde puede esconder algunos peligros y situaciones que es necesario analizar para tomar la decisión responsablemente”, advierte.
Funcionamiento y regulaciones
La gran mayoría de los factoring funciona bajo la modalidad donde el cliente -es decir, la pyme- es el que asume la responsabilidad frente al no pago de la factura por parte del deudor, por lo que si llegada la fecha del pago de la factura el deudor no paga al factoring, será la pyme quien deberá pagarla. Por lo tanto, “es muy importante que la empresa conozca cómo funciona esta forma de financiamiento y negocie las condiciones, pues hay algunos casos en que el factoring exige la constitución de garantías reales (sobre bienes en específico como maquinarias, vehículos o inmuebles) para otorgar el financiamiento, por lo que frente al no pago de la factura, la pyme estaría arriesgando parte de su patrimonio si es que no se hace responsable del pago”, enfatiza Espinosa, señalando que, “el valor de la garantía jamás puede superar el valor del financiamiento, pues la idea es que el factoring sea una solución conveniente al problema de liquidez y no que se transforme en un problema que ponga en riesgo la viabilidad de la empresa”.
El gerente de Defensa Pyme explica que lo primero que debe tenerse presente al factorizar una factura, es que la pyme no recibirá el 100% de su valor, sino una parte de ella, por lo que es fundamental conocer el porcentaje del crédito que el factoring cobrará, lo que se denominado costo de financiamiento. “Eso es algo que no está regulado y generalmente es alto, por lo que la pyme debe cotizar en las distintas empresas que ofrecen esta alternativa, ya que hay muchas opciones en el mercado”, precisa.
Si bien la Ley 19.983 establece algunas regulaciones, básicamente, en la forma de ceder el crédito, el abogado cuenta que la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) también ha establecido alguna regulación para aquellos factoring operados por bancos. No obstante, “hay empresas que ofrecen este servicio y que no son de los bancos, por lo que no están sujetas a la fiscalización de la Superintendencia”, aclara.