Por: Bernardita Espinoza V. Ingeniero Civil Industrial
Hace ya 30 años que Chile recuperó la Democracia, luego de 17 años de Dictadura, que tuvo muchos elementos negativos en cuanto al respecto de los Derechos Humanos y las libertades individuales, respecto de la equidad, del crecimiento armónico y la justicia, no obstante, que también tuvo algunos logros positivos en cuanto al desarrollo económico del País, en forma macro, en la seguridad, en mantener a raya el tráfico de drogas y otros males de Latinoamérica, esencialmente.
Luego de estos 30 años, los que vivimos la Dictadura, aun creemos de nuestra Democracia es mejor, para todos, Derecha, Izquierda y Centro, pues todos hemos tenido la oportunidad de expresar nuestras ideas, nuestro rechazo a determinadas ideas o políticas y, en algunos casos, de ser parte de la determinación de nuestro futuro. Y tuvimos años, en que progresamos, trabajamos juntos y nos enfocamos en Chile, yo diría que hasta que los gobiernos fueron de 6 años, luego del cambio a los 4 años, todo el mundo se enfocó en el cortoplacismo, el posicionamiento y la eterna campaña y se perdió completamente el objetivo País único y de largo plazo.
No obstante, no todos piensan igual, que nuestra Democracia es mejor que una Dictadura, dado que ha causado gran expectación un estudio realizado por la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo (IEA), Aplicado a niños de octavo Básico en México, Colombia, República Dominicana, Perú y Chile, respecto de educación cívica y ciudadana, el cual arrojó que un 57% de los niños chilenos estaría de acuerdo con un estado dictatorial, si este conllevara orden y seguridad, mientras que el promedio del resto de los países fue un 69%.
¿Qué está pasando?, ¿qué estamos haciendo mal? Pues vengo a recordar mi columna anterior “Cuando perdimos la capacidad de debatir y disentir”, pues mi opinión es que estamos tan sumidos en nuestros intereses individuales, ideológicos y partidarios, que hemos perdido completamente el foco en el progreso, bienestar, desarrollo y tranquilidad de la ciudadanía. Nos hemos sumido plenamente en una eterna pelea de dos bandos, de dos mitades del país, que no quieren ponerse de acuerdo en nada, no porque no piensen lo mismo de muchos temas, sino que, por el mero hecho de no transar, de no negociar, de no dialogar, de no traicionar las ideologías. Cuestión que ante los niños se vé como desorden, falta de liderazgo, falta de lineamientos, como dos padres que pelean todo el día, sin intención de estar de acuerdo en nada, sin mirar hacia el lado como sus hijos los miran desorientados.
La clase política, que es fiel reflejo de todos nosotros, sus electores, está sumida en microbatallas por temas que, si bien pueden ser relevantes, para algunos, no son determinantes para lograr el citado bienestar del País en su globalidad. La izquierda permanece anclada al pasado ocurrido hace 40 años, desgastando su energía vital en luchas por temas ya obsoletos y mirando con romanticismo ciego los funestos ejemplos de las dictaduras y pseudo dictaduras de izquierda del continente. La derecha luchando, sin cuartel, por temas que llama valóricos, y en realidad son todos relativos a la sexualidad, que es una cuestión privada y que está más que demostrado es bien utópico intentar regular. Sin debate, sin búsqueda de consensos y acuerdos para avanzar como País, y cuando hay iniciativas de hacerlos, hay una reacción histérica y vehemente de rechazo, como si buscar aunar criterios en pos de un objetivo común fuera una muestra de traición a los principios.
¿Y que ven nuestros niños? Desorden, pelea, futuro incierto. Además, si están un poco más informados, ven el desastre de corrupción e inseguridad en que están sumidos los otros países de nuestro continente, y es normal que crean, toda vez que no lo vivieron, que un mando vertical, fuerte y único (dictatorial) podría ser la solución para ordenar la casa.
Incluso al ver los comentarios que genera el estudio, veo la misma polarización, se culpa a las instituciones educacionales privadas de generar esas ideas en los niños… despierten!!! Somos nosotros, la realidad de Latinoamérica, la actitud de nuestra clase política, la que está dando el mal ejemplo y generando esas ideas en los niños.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.