Por: Rodrigo Rivas M. Gerente General de Valor Estratégico Consultores
A pocos días de una decisión trascendental para Chile, al revisar los programas de ambos candidatos presidenciales, destaca el énfasis que ambos les otorgarán a las obras de infraestructura, con el fin de modernizar al país y reactivas importantes inversiones en dicho sector, el que ha presentado un mayor dinamismo en los últimos años y que requiere también establecer vínculos con los grupos de interés de los diferentes proyectos.
Para el candidato presidencial oficialista, Alejandro Guillier, la recuperación de las inversiones en el país se enfocará en el desarrollo de proyectos de infraestructura, y por ello, cumplirá un rol importante el Fondo de Infraestructura, dando continuidad al desarrollo que ha tenido dicho sector económico en el actual gobierno. Guillier, eso sí, incorporaría otras obras y proyectos para la próxima década por 20 mil millones de dólares, destacando la ampliación del Metro –en 125 kilómetros– y otras obras directas del Ministerio de Obras Públicas; concesiones; puertos de gran escala y la posibilidad de la entrada en operación de trenes de cercanía entre Lampa-Colina y Melipilla- Talagante.
El ex presidente Sebastián Piñera, en tanto, sin diferenciarse mucho de su contendor, ha propuesto lanzar el Programa Chile Invierte 2025, que tiene como objetivo la construcción de carreteras –que suman cerca de 1.500 kilómetros- y nuevos aeropuertos. Al igual que Guillier, también estará enfocado en inversiones en puertos, transporte y pretende modernizar el Ministerio de Obras Públicas.
Ambos han manifestado la intención de ampliar la red del Metro en Santiago, esto sin duda que es una excelente noticia para mejorar la conectividad de varias comunas que se verían beneficiadas, pero también significa un desafío para establecer diálogo con los sectores que se verían afectados (y beneficiados) por la construcción de más líneas (o la ampliación de las existentes) del tren subterráneo.
Cualquier obra, ya sea a gran, mediana o pequeña escala, requiere establecer vínculos con las comunidades del entorno, para evitar conflictos como los suscitados hace algunos años con el proyecto Rancagua Express y que aún todavía no ha podido entrar en operación a plenitud. Recordemos que este proyecto uniría a la capital de la Región de O´Higgins con el terminal Alameda. Sin embargo, desde un comienzo la iniciativa fue criticada por los vecinos de las comunas del sur de Santiago debido a que su trazado no tenía suficientes pasos peatonales y pasarelas de acceso a servicios como hospitales y consultorios.
Las demandas de vecinos de Lo Espejo, Pedro Aguirre Cerda y Maipú, principalmente, fueron atendidas por la Empresa de Ferrocarriles del Estado, pero tarde. Pues si esto se hubiese previsto con anticipación al anuncio del proyecto, no habría provocado el retraso de la puesta en marcha la iniciativa y que ha tenido que sufrir una serie de postergaciones debido, principalmente, a las demoras en las obras de mitigación en las comunas afectadas por su trayecto.
El Metro tampoco ha estado exento a este tipo de inconvenientes en el desarrollo de sus proyectos. La construcción de la Línea 3 que entrará en operaciones el próximo año y que unirá el sector norte de Santiago con las comunas de La Reina y Ñuñoa, ha presentado algunos inconvenientes tanto de organizaciones ciudadanas –que rechazaban su construcción– como de la misma Superintendencia de Medio Ambiente que ha aplicado multas por supuestas faltas.
En el año 2014, las organizaciones ciudadanas buscaron paralizar la construcción de este tramo presentando dos recursos de reclamación a la Comisión de Ministros en contra de la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) del proyecto aprobado por la Comisión de Evaluación Ambiental de la Región Metropolitana el 8 de abril de dicho año. Sin embargo, el Comité de Ministros rechazó estos recursos.
Si bien se trata de ejemplos de proyectos importantísimos -y que también generan altos impactos que deben gestionar, la gestión de las comunidades no se limita únicamente a grandes proyectos de inversión. Es importante que todos los sectores económicos comprendan desde un comienzo la importancia de realizar un trabajo de relacionamiento temprano, y de este modo prevenir acciones a futuro que puedan poner en peligro la puesta en marcha de iniciativas que traen importantes beneficios para la población.
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