Por: Richard Andrade C. Director Ejecutivo de Poder y Liderazgo
Sebastián Piñera celebra, Chile Vamos celebra… y como no, si ayer lograron un triunfo para muchos inesperado, especialmente en cuanto a la contundencia de las cifras que hablan de una diferencia de más de 9 puntos de acuerdo con los números que entregó el Servel.
El ex presidente se impuso en trece regiones del país sobre Alejandro Guillier; alcanzó una mayoría inédita en la región de la Araucanía y derrotó al abanderado del oficialismo en la región de Antofagasta por donde es senador.
La contundencia de los resultados obliga necesariamente a proyectar el futuro gobierno de Piñera.
Deberá gobernar con un Congreso diverso y renovado, donde los parlamentarios del Frente Amplio anticipan asumir un rol destacado que les permita proyectarse para las futuras elecciones parlamentarias y presidenciales.
Deberá gobernar con una bancada parlamentaria que asegura que defenderá las reformas impulsadas por la administración de Michelle Bachelet.
Deberá gobernar con la presión de José Antonio Kast y de José Manuel Ossandón, quienes hoy, con justa o no realidad, se sienten responsables y artífices del triunfo de Piñera y que por lo mismo, pondrán sobre la mesa sus propuestas, sus ideas… los temas valóricos sin lugar a dudas volverán a ocupar la agenda legislativa y mediática en los próximo cuatro años.
Deberá gobernar bajo el constante asedio y manifestaciones de los estudiantes, quienes seguirán con atención los avances y/o retrocesos en materia de gratuidad para la educación superior.
Deberá gobernar pensando en cumplir las expectativas de la clase media, las promesas de hacer crecer la economía y de crear empleos de calidad.
Deberá gobernar con la experiencia de un mandato anterior, donde muchas de sus autoridades fueron o están procesadas por diversos delitos.
Deberá gobernar con la lección de manejar sus propias expectativas y no asegurar un gobierno de excelencia que a la postre para muchos no resultó como tal, pues recordemos la serie de errores que marcaron su gestión anterior como el puente Cau Cau, el Censo, la encuesta Casen y, por sobre todo, su forma de conducirse a la hora de separar su rol de empresario versus la de máxima autoridad del país.
Sebastián Piñera merece celebrar, pues como siempre lo ha dicho es hombre de desafíos, y el desafío que le plantea el futuro de Chile es complejo, se trata de un futuro colmado de conflictos y por sobre todo de expectativas, porque digamos las cosas como son, en estas elecciones presidenciales los chilenos optaron por el crecimiento económico en desmedro de los derechos sociales como la educación, una mejor distribución de la riqueza y la redacción de una nueva Constitución.