Por: Manuel Baquedano M. Sociólogo de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Fundador del Instituto de Ecología Política
Este 15 de marzo se realizará la primera huelga mundial estudiantil por el clima. Esta acción forma parte de un movimiento que es reciente y que crece también muy rápido. El origen del movimiento fue en agosto de 2018 cuando una joven sueca de 15 años, Greta Thunberg, decidió no ir a clase un viernes para hacer una protesta frente al Parlamento de Suecia. En solitario, Greta denunció que los políticos de su país no estaban haciendo nada para afrontar el cambio climático. Ese día Greta no se había propuesto llamar la atención sobre la importancia del tema. Lo que ella quería era denunciar la inoperancia de la política para enfrentar el cambio climático con urgencia.
A partir de su acción, se han multiplicado en el mundo las protestas de los estudiantes (escolares que cursan la educación media) contra la inacción de la clase dirigente, de la elite económica y política que gobierna el mundo. A esas jornadas se las conoce como “Viernes para el futuro” o como #FridaysForFuture, que es la etiqueta en las redes sociales.
Podemos pensar que un nuevo movimiento social planetario está naciendo y es el de los estudiantes más jóvenes. Este movimiento se suma al ya consolidado movimiento feminista que denuncia al patriarcado y que tuvo este 8 de Marzo su consagración al transformar una fecha que en sus inicios fue meramente conmemorativa en una jornada masiva de protesta y de huelga general contra el sistema patriarcal. También podemos considerar que se suma al movimiento de Rebelión contra la Extinción que agrupa a ambientalistas, científicos, intelectuales y a ciudadanos en general (muchos de ellos adultos mayores) que planean el próximo 15 de abril realizar una jornada de protesta en todo el mundo con el objetivo de exigir medidas rápidas y concretas para frenar las emisiones de CO2 y evitar así la extinción de la vida en el planeta.
Al cruzar estos tres nuevos movimientos globales, en los cuales está presente de forma activa el feminismo y el ecologismo -los movimientos sociales más vitales y transversales que existen hoy en día en el mundo-, confiamos en que se irá conformando un nuevo polo global de la ciudadanía que podrá disputar (esperamos que con éxito) la conducción para enfrentar la amenaza del cambio climático. Todo esto es un contexto en el cual la clase económica y política, tanto de izquierda como de derecha, apostará por tener Estados y gobiernos cada vez más autoritarios para no perder sus privilegios.
Sin embargo, hace falta señalar que esta huelga escolar por el clima será muy concurrida en los países del norte y no tendrá tanta difusión en los países del sur. Con el movimiento feminista ocurrió algo similar en los últimos años y, en el caso de América Latina, el movimiento feminista que históricamente estuvo centrado en los derechos de la mujer, recién ahora logró transformarse en una acción de cuestionamiento directo al sistema patriarcal.
Las huelgas estudiantiles por el clima podrían seguir ese mismo camino y permitir que asome una nueva generación de dirigentes, como Greta Thunberg, que sin negar las reivindicaciones particulares para mejorar las condiciones de estudio y de los estudiantes en general, logre también presionar por medidas concretas para enfrentar el cambio climático ya que sin futuro no tiene mucho sentido ir a estudiar. Entonces, confiamos en que esta protesta estudiantil mundial por el clima sea el inicio de un nuevo debate, en nuestro país y en nuestra región, que desencadene marchas multitudinarias y juveniles para el año 2020 o 2021 (aunque ojalá lo más pronto posible).
Es muy importante que escuchemos entonces a las nuevas generaciones. En una entrevista, Greta advirtió: “Yo tan sólo he llegado en el momento justo. Cada vez más personas son conscientes de la situación de emergencia que vivimos, del hecho de que estamos atravesando una crisis existencial que no ha sido tratada nunca como tal”. Y cuando le consultaron por todos los que opinan que son sólo “unos niños protestando”, Greta respondió: “Estoy de acuerdo.
Nosotros somos sólo niños que protestan; no deberíamos tener que hacerlo, sentir que nuestro futuro está amenazado hasta el punto de tener que faltar a clases por luchar por esto” y concluyó, con razón, “es un fracaso de las generaciones anteriores que no han hecho nada”.
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