Por: Marco Antonio Díaz M. Abogado. Máster en Administración y Negocios
Siglo XIX y el poeta Sevillano nos regalaba en uno de sus clásicos las siguientes líneas: “Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamarán”. Sin espacio a la duda, estos versos dejan de manifiesto que, de cuando en vez, los cristales resuenan anunciando vientos primaverales que por más “oscuras” que fueren las aves que los motivan, abren esperanzas de un futuro onírico propio del romanticismo simbólico de la obra que nos lega Bécquer.
Pues bien, metáforas más metáforas menos, la palabra “Descentralización” luego de haber estado de moda hace tan sólo unos meses, ha vuelto a abrazar un acostumbrado y acomodaticio silencio. Los que ayer, candidatos a constituyentes, se vestían con sus ropajes disruptivos, hoy silentes actores se concentran en sus dietas y asignaciones antes que articular un frente pro regionalización y/o descentralización que no distinga colores políticos y que coloque a nuestros territorios en primer lugar en la agenda.
Ahora bien, no resulta extraño que lejos de instalar un debate acerca del actual artículo tercero de la Constitución Política de la República (concepto este último puesto antojadizamente en tela de juicio), parecieran preferir justificar su conveniente cambio y señalar “nosotros, los de antes, ya no somos los mismos”.
Por otra parte, en paralelo a la débil performance de los constituyentes, los actuales Gobernadores Regionales no presentan un panorama más alentador. Los altisonantes de ayer hoy se encuentran empantanados en la burocracia de una institucionalidad que antepone lo administrativo a las legítimas reivindicaciones emancipadoras de los territorios. Son justamente estos actores organizados quienes debieran liderar la necesaria supresión del último resabio colonial, a saber, el Delegado Presidencial, abriendo paso así a una absorción de funciones y competencias para los Gobernadores en beneficio de los ciudadanos que habitan sus territorios.
En resumen, el balance para las regiones y la urgente regionalización real está al debe. Atrás quedaron las sonrisas amables de aquellos (as) candidatos (as) que enarbolaban las banderas de una primavera descentralizadora. No obstante lo anterior, al igual que las golondrinas “volverán” a aparecer, hoy candidatos al parlamento y la presidencia.Promesas en la aljaba, se acerca una nueva elección y con ello, una nueva oportunidad, esta vez, no debemos ser condescendientes. Escudriñar programas, exigir compromisos y una activa participación ciudadana, serán los pisos mínimos con los que cada nuevo (a) candidato (a) deberá presentarse frente a la ciudadanía; en ello, y a juicio del infrascrito, Sebastián Sichel ha marcado una ventaja al posicionar la discusión en etapa temprana, por lo que interesante resulta seguir su derrotero.
En síntesis, tanto la elección presidencial como la parlamentaria que se asoman, aparecen en el horizonte como los vehículos idóneos para que, quienes creemos en un profundo proceso de descentralización/regionalización política, administrativa y económica, comencemos a alzar nuestras voces y ocupar todas las tribunas para instalar este tópico nuevamente en el debate, si así lo hacemos, que no quepan dudas que “[…] Volverán del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar [descentralización]; tu corazón de su profundo sueño [centralista] tal vez despertará.” (El agregado es propio).
Regionalización real ahora! no es una opción, es nuestro deber.
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