Por: Stany Huaccha T. Asesor del Departamento de Prevención de Casinos River SpA
Si llegáramos a preguntar a un trabajador o trabajadora, ya sea de nuestra empresa, o de otra compañía o ciudadano en general, respecto de la importancia de la Prevención de Riesgos, es muy seguro que nos responderán lo mismo: que desde luego que es absolutamente indispensable su labor; que la importancia de la Prevención de Riesgos es innegable y necesaria, calificándola de seguro como imprescindible, no sólo en nuestros puestos laborales, sino que también en nuestros hogares.
En la actualidad es muy común escuchar frases como: “En mi empresa se toman todas las medidas necesarias…”. Esto, generalmente se basa en la disposición de Equipos de Protección Personal, como cascos, lentes, mascarillas, entre otros. Y con esta base pareciera estar todo perfecto. Y recalco el término “pareciera” porque, si nos atrevemos a indagar un poco más, podemos encontrar algunas causas que pueden provocar una alta tasa de siniestralidad.
En este último punto nos debemos detener un poco más y hacernos una pregunta fundamental: ¿sólo el Prevencionista o nuestras jefaturas son los únicos responsables de velar por la seguridad de los trabajadores?
La respuesta a esta pregunta es fácil, y dependerá mucho de la cantidad de trabajadores que tiene cada empresa puesto que deben dar cumplimiento a la normativa legal vigente, con respecto a los Comités Paritarios de Higiene y Seguridad.
En toda empresa, faena o sucursal con más de 25 trabajadores, debe crearse un Comité Paritario de forma obligatoria. La ley les atribuye las funciones de propuesta, vigilancia y control sobre el cumplimiento en materia preventiva, entre muchas otras. Incluso cuentan con la capacidad de paralizar la actividad ante un riesgo inminente.
Este equipo de trabajo está compuesto por representantes de la empresa y de los trabajadores. Una vez conformado, este equipo es de gran apoyo no sólo para la seguridad del trabajador respecto al control de accidentes, sino que también a la empresa, puesto que al evitar accidentes también se minimizan las tasas de siniestralidad, haciendo de esta empresa cada vez más segura. Situación esta último que debe ser idea fuerza para muchos, por cuanto todavía existen empresas que ven la prevención como un gasto y no como una oportunidad de aseguramiento de la calidad y, por ende, una gran inversión.
Nuestros paritaristas tienen responsabilidades variadas, desde la reunión regular que deben hacer mes a mes, las inspecciones y/u observaciones programadas, hasta la investigación de accidentes, donde sus compañeros de trabajo se vieron afectados.
Hoy, en el escenario de una nueva realidad con el tema del Covid-19, también son parte esencial, ya que deben seguir cumpliendo sus funciones, manteniendo su enfoque en el control de esta pandemia en nuestras empresas, entregando medidas de mitigación y promoción de las medidas básicas de prevención del coronavirus.
Lamentablemente, debido a esta pandemia, cada vez va en aumento la crisis económica, suponiendo “ajustes” en empresas y “recortes” en los puestos laborales, sumando más a la tasa de desempleo, restando la importancia de los Comités Paritarios y obligando a la disolución de estos equipos de trabajo ante la reducción del número de trabajadores, hecho que debiera preocuparnos porque la inexistencia del comité paritario supone, en gran medida, el relajo de las acciones preventivas y de resguardo de las condiciones en que está desarrollándose el trabajo en una determinada empresa.
A consecuencia de ello, la Salud Ocupacional no ha salido bien parada. Cuando hubo que contener el gasto, las inversiones en Prevención de Riesgos pasaron a ser prioridades de segunda. Y con esto, se deteriora la importancia efectiva que tiene esta actividad en el seno de las empresas.
Los fríos datos de la siniestralidad laboral en Chile esconden tragedias personales imposibles de cuantificar. Resulta inevitable preguntarse si puede haber algo más triste que perder la salud, o incluso la vida, en el puesto de trabajo. La salud es nuestro bien más preciado. Pongamos las cosas en orden. Que lo primero no sea lo último.
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