Por: Marko Razmilic. Presidente Asociación de Industriales de Antofagasta (AIA)
Alguien podría imaginar que la nueva constitución, la casa de tod@s, establezca definiciones sobre los pueblos originarios sin escuchar a los pueblos originarios? La respuesta es tan categórica que no necesita explicitarse. Con este mismo fundamento, debemos solicitar y exigir a nuestros constituyentes, especialmente a los que integran la Comisión de Medio Ambiente, Derechos de la Naturaleza, Bienes Naturales Comunes y Modelo Económico, que escuchen transversal y profundamente a los actores de las comunas y regiones mineras a la hora de analizar y definir los contenidos que impactarán el desarrollo del sector minero.
Las regiones de Tarapacá, Antofagasta, Atacama y Coquimbo, deben ser interlocutores protagónicos para estas definiciones, considerando su conocimiento y experiencia histórica única en lo que este sector económico es y ha significado para esas comunidades en las múltiples dimensiones del desarrollo sustentable.
En particular, la región de Antofagasta, capital minera de Chile, debe ser escuchada para que su experiencia única de desarrollo minero (plata, salitre, cobre, litio, oro, molibdeno) pueda ser incorporada a la discusión y a las definiciones que se tomen. El desarrollo minero de los últimos treinta años, con las mayores inversiones en la economía chilena, se ha localizado muy principalmente en la región de Antofagasta y, somos nosotros, los actores locales los que sabemos lo que este proceso ha significado.
Nuestros constituyentes deben conocer esta experiencia en toda su riqueza de encadenamientos productivos (industriales, portuarios, energéticos, educacionales, innovación, servicios especializados, etc.) y al mismo tiempo, los desafíos pendientes en innovación, desarrollo tecnológico, medio ambiente, valor social, y calidad de vida.
La importancia de la industria minera para nuestro país y, muy especialmente, para las comunas y regiones mineras, exige máximo profesionalismo para estas definiciones estratégicas. Las regiones mineras conocen mejor que nadie lo que la industria minera ha aportado y aporta al desarrollo y, por supuesto, los desafíos que están pendientes.
Las regiones mineras tienen mucho que aportar a la Convención Constitucional. Minera no es rajo, piedra, camión y relaves. Minería es mucho más que eso. Minería son 1400 rubros industriales; son entre 3.500 y 5.000 empresas proveedoras de pequeño/mediano y gran tamaño; es liderazgo en desalación de agua de mar; es liderazgo en seguridad; es liderazgo en energías renovables, etc. Al mismo tiempo, las regiones mineras, por razones obvias, son los principales interesados en un mayor valor social a las comunidades, mejor calidad de vida, sustentabilidad ambiental, etc.
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