Por: Víctor Bórquez N. Encargado de Comunicaciones Corporativas de Casinos River SpA
Como parte de un nuevo escenario, dominado por la amenaza cada vez más creciente del Covid-19, surge y se instala un nuevo fenómeno para las empresas mineras, cualquiera sea su naturaleza y dimensión: el cambio de las conductas en los procesos de esas empresas en temas de alimentación, situación que recién ahora, en este período de tantas incertidumbres, algunos comienzan a valorar en todo lo que ello conlleva.
El asunto de la alimentación asegurada no es menor para una empresa minera, en especial cuando de ello dependen una serie de condiciones que, bien atendidos y evaluados correctamente, traen aparejada la seguridad de una continuidad operacional y la certeza del cumplimiento de metas y objetivos no solo en el aspecto macro e industrial, sino sobre todo con las personas, el eje fundamental de todo este proceso.
Así, de pronto, no es un tema menor preocuparse de la calidad y aseguramiento del tema alimentario de una faena, en donde se hace cada vez más indispensable plantearse el desafío de alcanzar la verdadera seguridad alimentaria, tema por lo demás crucial porque atraviesa instancias que afectan la salud, la continuidad de las operaciones en cada una de las faenas y la confianza que implica para los trabajadores saber que su alimento cumple con todos los estándares de calidad y certificación en especial hoy, cuando el fantasma del coronavirus convive con cada uno de nosotros.
Consecuente con este macro objetivo de asegurar la continuidad operacional, es que el compromiso de cualquier empresa que hoy atienda las necesidades de alimentación radica precisamente en responder de modo concreto a esas demandas, con absoluto apego a los estándares vigentes, tema que para Casinos RIVER SpA constituye un compromiso permanente a la vuelta de treinta años de trayectoria en la región.
Es por ello que, dadas las circunstancias de inestabilidad que se vive en el día a día, nuestra empresa ha implementado un proceso productivo ciento por ciento asociado a la seguridad alimenticia, todo apuntado a lograr la continuidad operacional de los clientes, considerando para ello medidas adicionales, tales como barreras sanitarias para evitar en lo más posible contagios de Covid-19 o de cualquier otro agente contaminante, todo lo cual se suma a las habituales medidas de control sanitario a toda persona que ingrese a las dependencias, recepción y sanitización de todas las mercaderías al ingresar, sanitización de toda la planta una vez al día, incluyendo el sector de bodegas que será dos veces al día, sanitización diaria de todos los vehículos y control sanitario diario al ingreso de todos nuestro personal.
Es curioso cómo ha cambiado el modelo de aseguramiento de la calidad y la continuidad operacional, tema en el cual factores que antes eran irrelevantes hoy cobran una importancia superlativa, como por ejemplo el hecho de que todo el personal de nuestra empresa sea antofagastino, lo que permite asegurar que no existe la posibilidad de que se vea afectado por aduanas sanitarias y no puedan llegar a prestar el servicio lo cual, sumado a que los proveedores también son locales, minimiza los riesgos de no poder cumplir de manera correspondiente.
Es, en efecto, un nuevo escenario, pero absolutamente necesario de considerar y de promover en una región que es capital minera, donde la continuidad operacional no es una deseabilidad sino una exigencia.
El tema crucial es tener la certeza de que se entrega un alimento con los medios de producción óptimos en cuanto a sus insumos, tecnología y procesamientos, garantizando los estándares nutricionales y las cantidades adecuadas a cada uno de quienes laboran, pues no solo se trata de entregar una cantidad de alimentos establecidos, lo que se espera es asegurar la calidad de ese alimento en cada uno de los estándares obligados: desde la higiene a la presentación final, todo lo cual constituye un desafío que no todos pueden otorgar, y que en la región nosotros somos la mejor opción. La seguridad debe estar por sobre cualquier otra consideración al momento de la toma de decisiones.
Las faenas mineras, empresas eléctricas y demás empresas y organismos públicos están expuestos a sufrir paralizaciones de su producción por problemas de no poder cumplir con una alimentación segura para sus trabajadores, por eso es que clave que ningún día las personas de esas empresas dejen de comer adecuadamente para mantener esa cadena productiva que es parte sustantiva de la economía del país.
Todo lo anterior es necesario que las empresas de la región evalúen objetivamente, debiendo asegurarse que la empresa que les otorgue alimentación tenga no solo trayectoria sino la tecnología y la cultura de trabajo que dé respuesta efectiva a las necesidades de la inocuidad de los alimentos, las óptimas condiciones de higiene en los procesos y en los lugares de servicio y la absoluta rigurosidad en los componentes nutricionales que son el sostén en este proceso.
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