Por: Nicolás Compte. Gerente de Personas Adexus
Hoy por hoy, es clave en todo grupo, empresa y organización, la generación de una cultura inclusiva, de respeto y dignidad de todos sus miembros.
Si bien existen leyes que marcan el punto de partida, nuevas certificaciones y exigencias laborales, esto no basta. Las organizaciones deben avanzar en un sentido de pertenencia orientada a la no discriminación y a la equidad, manifestando desde la alta dirección, pasando por los líderes, trabajadores y stakeholders.
En octubre se celebra el Mes de la Inclusión, con el propósito de sensibilizar a la sociedad acerca de la integración de las personas con discapacidad. El objetivo radica en sociabilizar la importancia en un ecosistema inclusivo en el mundo público y privado.
En la misma línea, el liderazgo y la comunicación juegan un papel fundamental, ya que un compromiso real de la gerencia es vital para co-construir una cultura inclusiva y sostenible en el tiempo.
Por tanto, para promover la diversidad de manera efectiva, es crucial desarrollar políticas y prácticas que fomenten la igualdad en cada proceso organizacional. La capacitación y entrenamiento son esenciales para abordar problemáticas y dudas de los actores, permitiendo identificar y combatir sesgos y fomentar buenas prácticas.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.