Por: Victoria Alonso. Ingeniera agrónoma. Directora ejecutiva de Fundación Tierra Austral
Este 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, hito establecido por las Naciones Unidas (ONU) en el año 1977, con el objetivo de sensibilizar a la población mundial en materia ambiental. Este año, las acciones se centran en el lema “Invertir en los ecosistemas es invertir en nuestro futuro”, apostando por una mirada a largo plazo.
Mediante este lema, la ONU plantea la idea de que la restauración de los ecosistemas es “una tarea global, de escala gigantesca”, que implica recuperar las plantas y animales que hoy están al borde de la extinción. Esta acción, sostiene el organismo, nos entregará “beneficios múltiples y sustanciales para el desarrollo de las ciudades y de las personas”.
Desde Fundación Tierra Austral www.fundaciontierraaustral.cl, el primer Land Trust (u Organización Garante de Conservación) de Chile, aseguramos que actualmente el 20% de la biodiversidad mundial depende del ecosistema mediterráneo, en el que, además, vive el 60% de la población de Chile. Sin embargo, sólo un 2% de este hábitat está protegido por el Sistema Nacional de Áreas protegidas, SNASPE.
Estas cifras demuestran como nuestros ecosistemas se encuentran bajo una gran presión ambiental y cultural de parte de industrias productivas, como la minería y agricultura. Por ello, tenemos la necesidad de conservar de manera adecuada los ecosistemas identificando zonas claves a conservar en distintas áreas a nivel regional.
Nuestras acciones impactan directamente en el camino para lograr un desarrollo sostenible. Sin ir más lejos, el cuidado y promoción de la biodiversidad nos permite el equilibrio de los ecosistemas y, por lo mismo, no se trata de un tema opcional, sino vital. Esta es una materia que requiere los esfuerzos y la coordinación de distintos actores. Si no aunamos los esfuerzos para proteger y conservar nuestros ecosistemas, el daño será irreparable.
El llamado es, entonces, a invertir en acciones concretas, como el fortalecimiento institucional del sistema de conservación medioambiental mediante el uso de estándares óptimos y eficientes para el manejo de tierras. Enfatizando además la necesidad de promover la educación medioambiental para incentivar la protección de la naturaleza y biodiversidad a nivel nacional.
Mediante los esfuerzos impulsados por distintos actores, tal como la creación del Derecho Real de Conservación, hemos comenzado a crear una base algo más sólida para la conservación de tierras. Sin embargo, esta es una materia que por muchos años no ha sido regularizada y aún nos deja múltiples desafíos en los cuales avanzar.
Desde la Fundación Tierra Austral hacemos un llamado a cambiar la forma en que interactuamos con el medio ambiente. El tiempo es ahora y el momento en Chile es particularmente decisivo. Hoy se nos abre una oportunidad única para guiar nuestro futuro, donde una nueva constitución podría entregar las herramientas institucionales, sociales y financieras necesarias para encauzar los esfuerzos públicos y privados para la conservación en virtud de un objetivo común: resguardar el valor ecológico y cultural de nuestro territorio.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.
Fundación Tierra Austral