Por: Carlos Pérez Wilson. Académico del Instituto de Ciencias Sociales, Universidad de O’Higgins
El 14 de marzo se acaba de celebrar el día internacional de las matemáticas, reconocimiento internacional oficialmente instaurado por la UNESCO desde el año 2019. Probablemente no lo sabía, o no entendía por qué tantas alusiones al número pi, que coincide también con esta fecha debido a la celebración del “Pi-Day”, sobre el que se dice fue idea de un físico (no de un matemático), Larry Shaw, quien habría elegido el día 14 de marzo (3-14 en escritura inglesa) por su coincidencia con el inicio del número Pi, 3,14, pero, además, porque correspondía a la fecha de nacimiento de Albert Einstein (14 de marzo de 1879).
Aunque no sea el foco de esta columna el comentar sobre el número Pi, le comento dos cosas para aprovechar la coyuntura. Primero, el más evidente: Pi es el resultado de una división interesante. Suponga que Ud. tiene una regla muy, muy precisa. Si Ud. toma un metro de alambre (un metro exacto en esta regla), hiciera un círculo perfecto y midiera su diámetro, el diámetro no será exacto en esa regla. O al revés, si tomara un diámetro exacto con esta súper-regla, e hiciera un círculo con ese diámetro, el círculo no tendrá una longitud exacta. Esto pasa porque al dividir lo que mide el círculo y lo que mide su diámetro, se obtiene este número, Pi, que resulta ser un número irracional (no se puede escribir de manera exacta como una fracción).
Más aun, este número tiene una cantidad infinita de cifras decimales, de las cuales actualmente gracias a los supercomputadores se conocen alrededor de seis mil millones de dígitos, y sobre los cuales no hay evidencia que se repitan o que sigan un cierto patrón. Así, podría suponerse que quizá en alguna parte de la escritura de este número infinito, pudiera aparecer su número de celular, las cifras de su cédula de identidad o su número de cuenta de banco.
Pero más allá de este hecho curioso (que, por cierto, no pretende farandulizar a este hermoso número, presente en gran parte del desarrollo de la matemática, sino más bien despertar su curiosidad), quisiera invitarlo a reflexionar sobre el día de la matemática.
Como matemático, reconozco que es difícil entusiasmar a la audiencia en un tema tan carente de referentes o íconos que permitan anclar socialmente el concepto. Es por ello que hemos tratado de vestirla con diferentes trajes: la matemática es útil, es entretenida, es importante, es hermosa… Cada uno de esos ropajes será compartido o no dependiendo de las vivencias o contexto que Ud. haya tenido, aunque, por no tenerlos, no invalida tampoco al atributo.
Pero quizá haya un aspecto en el que Ud. lector o lectora, coincidirá conmigo: independientemente de las vivencias positivas o negativas que haya tenido con la matemática a lo largo de su vida, no me podrá negar el que la matemática…lo hace pensar. Así, tal cual, nada más simple y poderoso que eso, hecho que ya advertía Sócrates al decir que “Las matemáticas son una gimnasia del espíritu, y una preparación para la filosofía”, y también Galileo, cuando ya en el siglo 16 decía que “Las matemáticas son el alfabeto con el cual Dios ha escrito el Universo”.
Porque, convengamos, una cosa es la valoración que, como ciudadano/a, puedo tener respecto de esta disciplina, pero otra cosa es el impacto directo o indirecto que esta disciplina tiene respecto de la sociedad en que nos desenvolvemos. Un estudio muy citado respecto de esto es el que realizó AFI el año 2019 (Analistas Financieros Internacionales), haciendo ver que en España al menos, las matemáticas son responsables del 6 % del empleo, y que, si se considera el impacto indirecto e inducido de las matemáticas sobre otras actividades económicas en España, las cifras alcanzan el 19,4 % del empleo y el 26,9 % del PIB. Nada mal para ser una asignatura tan aburrida, aunque probablemente en Chile estos números sean algo menores. Interesante desafío para ANID…
En general, gran parte de las conversaciones que se dan en torno a la matemática convergen de manera inevitable al plano de la educación matemática, la cual es una disciplina diferente, con ciertos rasgos propios de las ciencias sociales. Pero ya que probablemente sea igualmente tema de interés, también quisiera recordar el que, incluso con los avances actuales que emergen desde la genética, no se ha logrado demostrar la existencia del gen “malo para las matemáticas”. Si para Ud. las matemáticas no son lo suyo, quizá sí lo puedan ser para su hija/o, sobrina/o, o nieta/o.
Gustar de la matemática no significa necesariamente terminar haciendo estudios universitarios en matemática, significa simplemente poder tener una afición que puede cultivarse con entusiasmo y que bien fomentada, repercute positivamente en nuestra formación, tal como alguien podría entusiasmarse con aprender guitarra o deporte. Allí es donde corremos con desventaja frente a la deseabilidad social que enfrentamos, y nos obliga a los matemáticos/as a buscar maneras ingeniosas de acercar esta disciplina. Algo logramos con las olimpiadas y campeonatos escolares, y algunos/as colegas ingeniosos han logrado ir más allá, logrando resultados importantes que han repercutido favorablemente en el desarrollo y difusión de esta hermosa disciplina.
Quizá lo cercano de esta celebración con aquella del 8M pueda igualmente ayudar a tender puentes para tomar conciencia sobre lo necesario que es el generar condiciones que fomenten la participación y la igualdad de género en las matemáticas, presentando y promoviendo modelos de éxito, tal como lo están haciendo otras disciplinas científicas.
Hay grandes historias de esfuerzo y éxito en matemática que merecen ser contadas, como las de Sophie Germain, Ada Lovelace, Emmy Noether, o más recientemente, Maryam Mirzakhani, la primera mujer en obtener la medalla Fields (el “Nóbel de Matemáticas”, otra anécdota histórica sabrosa). Le invito a buscar estos nombres en internet.
Así que ya lo sabe. La Matemática es como el inglés de las ciencias, no la mire en menos.
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