Por: Alejandra Fuenzalida. Directora Ejecutiva de United Way Chile
En nuestro país los niños y niñas ingresan al sistema educativo, en promedio, cuando ya han cumplido los 5 años, esto a pesar de que la evidencia científica ha demostrado que entre los 0 y los 3 años, sientan las bases de su desarrollo como persona.
La UNICEF, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, ha definido la primera infancia desde la gestación hasta los 8 años, por lo que gran parte de los niños de Chile no están recibiendo la educación necesaria durante esta etapa.
Los niños y niñas que reciben una adecuada educación parvularia tienen mayores posibilidades de éxito en distintos ámbitos de su vida, como aspectos socioemocionales y físicos. En este punto es donde se encuentra la importancia de promover una educación de calidad a nivel nacional. Todos los niños y niñas del país deben tener la posibilidad de recibir los cuidados y estímulos necesarios en sus primeros años de vida. Además, en esta etapa es donde aprenden de forma más rápida y donde se sientan las bases para las capacidades para pensar y sentir que va a desarrollar cada uno en el futuro.
La educación entre los 0 y los 8 años, es uno de los factores más influyentes en el desempeño académico y en la calidad de vida de una persona. Los aprendizajes que se desarrollan en esta etapa están altamente estudiados por la neurociencia, lo que evidencia las razones que existen para preocuparse de cómo viven los niños y niñas durante sus primeros años. La relación temprana con sus pares les permite desarrollar de forma más completa sus emociones y alcanzar un desarrollo integral.
Es momento de que, como país, se le otorgue la debida importancia a la educación en la primera infancia, ya que si la estimulación durante esta etapa no es correcta se necesitará más apoyo para obtener los mismos resultados.
La educación de calidad en los primeros años de vida es esencial para el desarrollo de un país y los esfuerzos deben centrarse en mejorar la calidad de los educadores de párvulos, quienes tienen la difícil tarea de potenciar la formación de las futuras generaciones.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.