Por: Javier Ulloa. Grupo Laevo
Chile es un país reconocido internacionalmente por la calidad de los cultivos que produce y que exporta al resto del mundo, siendo la fruticultura un sector tremendamente relevante para la economía nacional.
Al igual que en otros sectores de la economía, la tecnología ha jugado un papel muy importante para modernizar procesos y hasta modelos de negocio, lo que ha resultado en un incremento en el desempeño de los productores en varios aspectos, destacándose la productividad, rentabilidad y sustentabilidad.
Dentro de los primeros tipos de tecnología que se ha adoptado podemos encontrar el uso de riego tecnificado, posteriormente se han ido desarrollando e incluyendo en el proceso productivo distintos equipos y técnicas para optimizar el uso de recursos y reducir la intensidad en mano de obra, donde podemos encontrar líneas de proceso tremendamente avanzados, los que cuentan con máquinas calibradoras, empaquetadoras, de desinfección, entre otros.
Hoy en día, podemos decir que hay 2 desafíos principales para mejorar y darle un enfoque sustentable a la actividad frutícola.
En primer lugar, tenemos el desafío de trabajar con menos agua: la superficie plantada con variedades frutícolas crece todos los años en Chile, y paralelamente nos enfrentamos a una sequía cada vez más severa, donde muchos productores tienen que hacer lo imposible para poder regar sus cultivos y así satisfacer la demanda del consumidor. Para esto es necesario desarrollar un modelo de gestión hídrica integral, donde se coordine tanto el sector público como el privado.
En segundo lugar, y muy relacionado con el punto anterior, surge el desafío de optimizar procesos a través del uso de datos ¿Qué significa esto?, poder recoger toda la información que sea posible. A través de imágenes satelitales, por drones, sensores de temperatura, de humedad, de compactación de suelo, oxigenación, nivel de pH, entre otros, que en conjunto con la integración de sistemas de información permitirá optimizar los parámetros clave para el crecimiento sano y sustentable de las plantas y sus frutos, y será la clave para adaptar la industria al “internet de las cosas”, además del arribo de la tan mencionada inteligencia artificial.
La tecnología va de la mano con la sustentabilidad y ésta con el uso de la tierra y el agua. De aquí que todo está conectado, y la razón de por qué el uso de la tecnología es y seguirá siendo determinante en el desarrollo del sector frutícola.
Es fundamental la búsqueda continua de nuevos elementos y mecanismos que tengan como finalidad revolucionar la industria frutícola mejorando la productividad y rendimiento de los cultivos y la agronomía en general.
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