Por: Carlos Romero. Gerente de consultoría de OLIVIA
La primera mitad del año 2020 nos obligó a replantearnos instancias tan básicas de nuestra vida, como las relaciones familiares, los negocios, la manera en que nos comunicamos; incluso la forma en que vemos la vida, nuestra cosmovisión, nuestras creencias. Sin embargo, no es la primera vez que la humanidad debe absorber impactos que desafían los pilares que la sostienen. Tampoco será la última.
En estas semanas, se cumplieron 100 años de la muerte de Max Weber, quien es considerado como uno de los padres de la sociología moderna y quien perdió la vida -justamente- a causa de otra pandemia: la “gripe española”. La enfermedad era considerada hasta hoy como la más severa de la historia de la humanidad. Con más de 40 millones de muertos, impactó en la vida diaria en la mayoría de los continentes. Sus secuelas se sintieron hasta principios de la década del ´20 donde generaron cambios que marcaron la sociedad a futuro.
Weber trabajó acerca de la historia económica, la sociología, la religiosidad, y su esperanza o desesperanza acerca del rol del individuo en el mundo moderno. Ese mundo terminó derivando en la consolidación de una nueva era social y un nuevo equilibrio, en base a transformaciones inimaginables en las décadas posteriores. Los motores que impulsaron estas transformaciones son similares a las actuales: tecnología, industrialización y conocimiento. El equilibrio logrado y la normalidad en el que derivó, se convirtieron en la base para nuestra actual sociedad.
Hoy, nos vemos nuevamente enfrentados a temas básicos para el ser humano, de vida o muerte (como hace 100 años). Sin embargo, hay una diferencia importante: esta vez estamos teniendo la oportunidad de ser testigos e identificar la gestación de cambios y transformaciones que determinaran un nuevo equilibrio. La incertidumbre que conlleva este nuevo camino es el mayor desafío que tendremos que saber administrar.
El nuevo equilibrio implicará el punto de acuerdo entre la realidad -expresada en las necesidades- y los deseos de nuestra sociedad y a lo que la misma podrá acceder producto de las nuevas condiciones, una vez superada la pandemia.
Algunos de estos cambios ya se reflejan en la vida diaria de la sociedad. Ejemplos son los cumpleaños, matrimonios o juicios que hoy se realizan y celebran por video conferencia, entre otros.
En simultáneo, las transformaciones se viven también en las organizaciones, producto de la realidad que se está construyendo desde hace 6 meses:
- Un nuevo modelo de trabajo. Existen pocas, sino ninguna, experiencia de un movimiento tan masivo de trabajadores, de distintas industrias, en muchas partes del mundo de modo casi simultaneo, desde sus lugares habituales de trabajo hacia sus casas en tan poco tiempo y debiendo seguir operando. En pocas semanas o en apenas días, millones de personas debieron cambiar su espacio de trabajo. Antes de la pandemia un 2,9% de la fuerza laboral del mundo – 260 millones de personas- trabajaba desde su casa, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (ILO, por sus siglas en inglés). Para el mundo post pandemia, las proyecciones hablan de un 18% de la fuerza laboral. Sin embargo, cabe recordar, que el desafío no implicó solo la adaptación a una locación distinta. Implicó cambios en los modelos de relacionamiento, de gestión, de comunicación y tantos otros para que las organizaciones sigan cumpliendo sus objetivos.
- Los cambios en la productividad de muchas industrias. A inicios de 2020, imaginarse los “saltos” o “caídas” de productividad vividos por diferentes industrias en los últimos meses no hubiese podido ser parte de un análisis serio. Industrias como el consumo masivo, la logística de bienes, los servicios de salud y el transporte aéreo son los ejemplos extremos de una misma realidad.
- Modelos de negocios desafiados, destruidos y creados. La industria del consumo masivo comienza a incluir en su modelo al B2C desde su tradicional B2B; la masificación del “delivery” de casi cualquier tipo de producto hasta llegar al consumo de entretenimiento y cultura en el hogar. Hoy, podemos disfrutar de obras de teatro y stand ups creados específicamente para ser consumidos a través de pantallas en el hogar; hasta una industria cinematográfica con películas creadas en pandemia, en cuarentena y sin los actores en un mismo set.
Hace 100 años hubo desafíos inimaginables y oportunidades posteriores sin precedentes, como consecuencia de la gripe española. Muchos de los temas estudiados en esa época, hoy, son nuevamente relevantes para determinar parte del rumbo que tomaremos como sociedad, luego de esta crisis.
Ya estamos creando nuevos modelos de negocio mientras que -en simultáneo- vamos descubriendo nuevas maneras de demandar y requerir servicios. Una parte de las organizaciones están buscando oportunidades y encarando los desafíos de forma activa. Aquellas que no están respondiendo, están dejando de existir.
El nuevo equilibrio que resulte de la etapa que estamos viviendo responderá a cómo nos (re)encontremos como sociedad una vez se asienten todos los cambios que estamos viviendo. Esta es una época extraordinaria para mejorar nuestras relaciones, la manera en que trabajamos y así, nuestras organizaciones.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.