Por: Camila Gutiérrez. CEO de Comes
Garantizar la seguridad alimentaria de las personas cada vez genera más urgencia; se estima que en 2050 seamos 10 mil millones de habitantes que deben alimentarse y es probable que, a este ritmo, los alimentos disponibles no alcancen a cubrir la demanda.
Por otro lado, cerca de un tercio de los alimentos que se producen en el mundo se pierden. Las ineficiencias en la cadena de valor de los alimentos, las asimetrías en la información y el exceso de intermediarios en el proceso generan desincentivos para los pequeños productores, pues muchas veces sus ingresos no superan los costos que significan cultivar la tierra y producir alimentos, causando incertidumbre.
Hoy es un imperativo prestarles atención a los pequeños productores, puesto lo que extraen permite alimentar al 80% de la población mundial. Según la FAO, los campos de menos de una hectárea representan el 70% de las 600 millones de explotaciones agrícolas existentes en el mundo y su trabajo genera una gran cantidad de externalidades positivas.
Sus procesos productivos son más amigables con el medioambiente, dando como resultado alimentos más saludables, con menos pesticidas y químicos. Además, cumplen un importante rol en el desarrollo económico local y social, puesto que son cerca de 500 millones de personas en el mundo que tienen a las actividades agropecuarias como su principal fuente de ingreso.
Sin embargo, cuentan con serios problemas para acceder al mercado de una manera justa y transparente, que tienen que ver tanto con sus capacidades comerciales y productivas, como por las ineficiencias del mercado en el proceso comercial.
Esto no solo les afecta a ellos, sino que a todos nosotros. Las personas comemos al menos tres veces al día, por lo tanto, es tiempo de ponerles atención, generar y apoyar instancias que permitan incentivarlos para que sigan produciendo.
En Chile han surgido diversas iniciativas de apoyo a los pequeños productores para que lleguen de manera más directa al mercado, desde agrupaciones de consumidores, ferias campesinas, hasta startups que ponen a disposición la tecnología para conectarlos con compradores.
Hoy, los consumidores tenemos el poder de apoyar esas iniciativas ya que, al fin y al cabo, eres lo que comes.
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