Por: Guillermo Molina. Gerente de Transforma MÁSMAR
Hace unas semanas, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por su sigla en inglés), publicó su informe sobre la situación actual del cambio climático donde los resultados obtenidos revelaron que desde la Revolución Industrial las emisiones han sufrido un alza llegando a los niveles más altos de los últimos 800.000 años. Tal contaminación proviene principalmente de la quema de combustibles fósiles y de un sinnúmero de actividades humanas.
Esto último no exenta a otras actividades extractivas y productivas del impacto que sus operaciones y externalidades tienen en el planeta. Tal es el caso de la pesca y la acuicultura que, de no hacerse cargo de sus residuos técnicos, daña profundamente al ecosistema marino, por la microfragmentación de los plásticos en contacto con la arena y el sol.
Como programa con alcance regional estamos conscientes de que una industria lineal no contribuye al cuidado de los océanos y por eso es que hemos emprendido diversas acciones para que los productores pesqueros y acuícolas de la Región de Coquimbo tomen acción y responsabilidad en todas sus procesos y residuos desde una mirada circular.
Muestras de aquello, en el marco de residuos técnicos, son la próxima firma de un convenios con la Asociación de Recicladores de la Región de Coquimbo (AGRECO) que trabajará y asesorará a los productores regionales en las posibilidades de reciclaje de residuos de todo tipo; por otra parte, nuestro convenio con la empresa norteamericana, Bureo Inc., quienes recibirán, en un período de 3 años, 4.500 toneladas de redes en desuso (para erradicar la pesca fantasma), provenientes de los 10 países latinoamericanos que integran ALPESCAS, donde soy director del Comité de Economía Circular.
Además, estamos empezando un trabajo con la empresa Comberplast en el reciclaje y generación de nuevos productos a partir de boyas, cabos y contenedores en desuso de la industria regional.
Queremos ser parte de la solución, no del problema y estos son pasos necesarios de dar, con un gran potencial de expandirse a otras regiones y, por qué no, al resto del mundo. De esta manera, quienes estamos vinculados al desarrollo productivo seguimos haciendo esta actividad con una visión circular, sustentable, sostenible y amigable con nuestro hogar, el planeta Tierra. Es cierto, se acabó el tiempo y ya no es opción actuar para proteger el planeta, hoy es una obligación actuar con acciones concretas.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.