Por: Alberto Torres B. Sociólogo. Magister Ciencias Sociales. Académico de la Universidad de Antofagasta
Algunas voces de la oposición, como el ex Diputado Marco Enríquez Ominami, esbozaron hace algún tiempo que las elecciones de este fin de semana debían ser una suerte de plebiscito respecto al gobierno del Presidente de la República, llegando a plantear incluso la posibilidad de un término anticipado de su mandato en caso de ser adversos los resultado a su coalición.
Frente a lo anterior, es importante que la oposición sea responsable al momento de concebir el significado de las elecciones de este domingo. Las tentaciones populistas y antidemocráticas de derribar a un gobierno en caso de ser negativos los resultados para aquél no contribuyen al clima de paz social que debe reinar en el país, especialmente cuando estamos ad portas del inicio de una nueva etapa política en Chile, en donde por primera vez tendremos la posibilidad de elegir en forma democrática personeros que tendrán entre su cometido la redacción de una nueva Carta Magna. Por ende, el camino para resolver las legítimas diferencias de opinión es a través de las urnas y de las instancias colegiadas que de ellas surjan.
Sin duda, el resultado de las elecciones de este fin de semana nos entregará luces respecto a la orientación ideológica de los chilenos en esta nueva fase sociopolítica que se inicia. Por otra parte, permitirá vislumbrar si los ciudadanos inclinan sus preferencias por figuras políticas ya conocidas en lugar de nuevas, que por cierto han debido luchar con una gran desventaja al centrar sus campañas de forma preferente en formatos digitales, viendo reducidas sus posibilidades de vincularse cara a cara con el electorado y de hacerse más conocidas.
Junto con lo anterior, claramente los resultados de los comicios brindarán señales respecto a la gestión del actual Gobierno, traducido en la cantidad de votos que obtengan los candidatos de la coalición oficialista. El dato estadístico permitirá confirmar o reformular la estrategia política, con la finalidad de asegurar un buen término del mandato presidencial, cumpliendo con la tradición republicana. En ese contexto, la próxima elección puede implicar un buen ejercicio de termómetro político, sólo en los términos explicitados anteriormente.
No obstante, frente a toda interpretación posible o tentación de triunfalismo y derrota en los comicios venideros, un factor importante a considerar debe ser el porcentaje de personas que efectivamente concurrirá a votar. ¿Qué sucederá si asiste un bajo número de electores a depositar su voto en las urnas?.
Claramente, será difícil que los distintos sectores políticos se proclamen como invictos o derrotados, y con ello se desinflarán las tentaciones rupturistas del orden constitucional, de poner en jaque a un Gobierno, y el hecho que cualquier sector político se sienta dueño de la verdad respecto al modo de encauzar el proceso de cambio que experimenta la sociedad chilena.
Es de esperar que estos antecedentes sean considerados por la élite política al momento de desarrollar sus propios análisis del proceso eleccionario que se avecina.
Por lo pronto, concurramos a votar y ejercer nuestro derecho cívico.
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