Por: Michelle Senerman. Directora ejecutiva Fundación Desafío 10X
En Chile, las brechas socioeconómicas y el descontento en la población eran elementos que se venían evidenciando hace años. Y como empresas preocupadas de nuestro entorno ya habíamos comenzado a practicar políticas que apuntaban a remediar estas falencias, pero luego del estallido social del 18 de octubre del pasado 2019 entendimos que el cambio debe ser radical y debe ser hoy. Es por esto que creamos Desafío 10X.
Una de las críticas frecuentes al mundo empresarial es que se le considera desconectado de la realidad social del país. El costo de vida en Chile es alto y muchos de los sueldos no están alcanzando. Los empresarios, como principales generadores de empleo, nos tenemos que hacer cargo. Las empresas del Desafío 10X entendemos y reconocemos que para mantenerse vigentes, una reactivación más sustentable es necesaria y, al sumarse a este desafío, la estamos abordando desde el ámbito social.
Durante el primer año del desafío más de 1.500 pequeñas y grandes empresas se sumaron a nuestra propuesta de abrir la discusión sobre la realidad salarial. Comenzar por revisar las brechas y hablar de este tema con los trabajadores es la invitación. Y de forma más concreta, pedimos a quienes estén en condiciones de hacerlo que establezcan un sueldo inicial de 22 UF y/o limiten la brecha a un máximo de 10 veces entre el sueldo más bajo y el más alto de la empresa.
Muchos de quienes se unieron antes de la pandemia, están generando ingresos significativamente menores como consecuencia de esta. Sin embargo, siguen. Muchos otros se han unido aún en este contexto.
Quienes se han sumado, lo han hecho porque les parece lo correcto y pertinente en este momento de la historia y reconocen que esto también los beneficia como empresa: está comprobado que a. mayor satisfacción laboral, mayor es la productividad. Las empresas que tienen criterios responsables son más rentables porque se produce un motor y compromiso laboral más fuerte, con lo que se tienen equipos mejores que la competencia, y quienes están en el Desafío 10X lo declaran así también.
Algunos, eso sí, todavía no se atreven. Las grandes empresas, por ejemplo, aún nos miran con distancia, temen perder competitividad, y claro, modificar las condiciones de cientos de trabajadores no es algo fácil. Además, es un hecho que estamos en una época compleja a nivel global; la pandemia, el cambio climático, la extracción desmesurada de recursos, el aumento exponencial de la población con necesidades y demandas crecientes, son algunos de los temas que nos están presentando muchos desafíos. Estamos frente a un contexto que nunca antes en la historia habíamos vivido y es lógico que se haga abrumante pensar cómo enfrentarlo. Este contexto global genera una incertidumbre que no nos ayuda a dar el salto. Es entendible.
A pesar de esto, la mentalidad debe ser -y ya está siendo- otra, en donde es posible desacoplar el crecimiento económico del impacto ambiental y del uso de recursos y a la vez aumentar el bienestar de las personas. La reactivación sustentable es el nuevo paradigma que debemos incorporar, y el Desafío 10X busca ser un aporte en cómo enfrentamos esta reactivación. Buscamos ser un ecosistema de empresas extraordinarias que comparten ideas, buenas prácticas y aprenden de otros, para adaptar mecanismos que permitan tomar los compromisos con plazos de adaptación.
Sabemos que es difícil y que hay que buscar las formas. Sacar a relucir la inteligencia, el compromiso y la creatividad, para juntar el dinero necesario y subir los sueldos. La invitación es a reflexionar y abrir el tema, el sólo hecho de repensar la forma en la que hacemos las cosas y tener las ganas de comprometer uno de los desafíos es sin duda un comienzo.
El incentivo a participar de Desafío 10X no sólo es financiero, sino ético.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.