Por: Hugo Soto. Investigador, Centro del Futuro de la Universidad de Santiago de Chile (USACH)
Los buenos resultados mostrados por la última ENUSC 2018, y su comparación con la versión 2017, han vuelto a resaltar lo poco que sabemos respecto de las causas detrás de la disminución observada en las tasas de victimización y, más en general, respecto de los factores que explican las tendencias en victimización durante los últimos años. En otras palabras, ¿qué explica que el porcentaje de hogares victimizados haya disminuido desde 28% a 25,4% entre 2017 y 2018?
Un elemento importante a considerar en esta explicación es el hecho que gran parte de la disminución observada se debe a una caída en el porcentaje de hogares re-victimizados, esto es, los que han sufrido dos o más delitos. Si observamos con atención los datos de la ENUSC podemos constatar el porcentaje de victimización en 2017 se componía de un 18,8% de hogares que habían sufrido una victimización y de un 9,1% que había sufrido dos o más delitos. ( 18,8 + 9,1 = 28%).
En 2018, el porcentaje de hogares que sufrió un delito fue el mismo 18,8%, pero el porcentaje de los re-victimizados bajó a 6.6% (18.8 + 6.6= 25.4%). O sea, la baja observada en victimización agregada se explica totalmente por una disminución en la re-victimización.
Al observar delitos específicos, se observa la misma tendencia. En el caso delitos emblemáticos como robo a la vivienda y robo con violencia e intimidación, mientras el número de delitos de delitos reportados (incidencia) bajó 19%, el porcentaje de hogares victimizados (prevalencia) bajó en sólo 6% y 10%, respectivamente. Si en entendemos que la incidencia es un producto de la prevalencia y el número de delitos por hogar victimizado (concentración), resulta claro entonces, que la disminución en las tasas de re-victimización y concentración de delitos jugó un rol importante en la disminución de delitos entre 2017 y 2018.
La respuesta, por tanto, a qué podría explicar la baja en la victimización entre 2017 y 2018 debiera buscarse entre aquellas acciones (intencionadas o no) que pudieran haber afectado directamente la re-victimización y la re-victimización cercana – aquella donde el barrio o el sector es el re-victimizado. La incorporación de modelos predictivos en Carabineros así como la difusión de técnicas de visualización y análisis de datos – como los mapas de hotspots – basadas precisamente en el análisis de patrones de re-victimización, son algunas iniciativas que pudieran estar contribuyendo a la baja de las tasas de concentración del delito.
Sin embargo, esta es una hipótesis entre muchas otras posibles. Si algo revela la discusión en torno a los resultados de la ENUSC es que se requiere con urgencia mayor investigación en este ámbito pues, conocer los factores que explican las tendencias en la victimización es crucial no solo para aumentar nuestra capacidad de prever futuras tendencias sino, fundamentalmente, para mejorar la calidad de las políticas diseñadas para gobernarlas.
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