Por: Daniela Crespi. Gerente de Personas de Zenta Group
Desde comienzo de marzo que la realidad del país cambió por completo producto del Covid-19, donde la mayoría de las comunas del país han entrado en cuarentena obligatoria de forma alternada trastocando la forma de vivir, convivir y trabajar.
Bajo esta premisa y la incorporación abrupta del Home Office en más del 60% de las empresas chilenas (encuesta trabajando.com) ha conllevado a que gran parte de los colaboradores de las organizaciones se encuentren con algún problema relacionado con la salud mental. Esto debido a que enfrentar esta nueva metodología de trabajo bajo una situación de alerta máxima, puede causar temor y ansiedad a tal punto, que según un estudio de Yapp Chile, (aplicación y página web para comprar medicamentos en línea) asegura que aumentó la demanda de medicamentos para combatir trastornos mentales, en un 186% durante el primer cuatrimestre del año, en comparación con el mismo periodo del año pasado.
Por eso gran parte de nuestros esfuerzos como organizaciones deben estar enfocados en el cuidado de nuestros talentos, para lo cual es necesario dar espacios de contención y empatía, ya que, cada persona y sus familias están viviendo esta crisis con distintos tipos de dificultades, desde crisis financieras hasta en el peor extremo llegando a la pérdida de un ser querido.
Esto hace que tome prioridad la capacidad de liderazgo, de empatía, confianza y cercanía con nuestros colaboradores, pudiendo ser parte de su red de apoyo, creando instancias para compartir, por ejemplo, tenemos espacios como los Zenta Breaks, que permiten escucharnos, saber cómo estamos y dar feedbacks sobre distintas acciones de la compañía.
Para potenciar la salud mental de las personas que están en trabajo remoto, es esencial mantener el vínculo a pesar de la distancia, siendo sumamente importante las habilidades de los líderes para crear distintos espacios que permitan no sólo hablar de lo laboral, sino también compartir cosas cotidianas y de las dificultades que estamos sintiendo. Especialmente considerando que hemos perdido los espacios donde normalmente compartíamos con nuestros equipos y donde generábamos vínculos, como tomarse un café, compartir un momento de distracción, la hora de almuerzo o simplemente una conversación de pasillo.
Como esta es una crisis que impacta nuestras vidas en diversos sentidos, se vuelven de vital importancia la empatía, la flexibilidad, generar confianza y apoyar a nuestros equipos. La empatía la podemos entender como la capacidad de entender la perspectiva del otro (DDI), esto nos permite conectar con el contexto y la forma de interpretar la realidad de nuestros talentos, y como líderes nos da la opción de poder apoyarlos con lo que ellos realmente necesitan.
Junto con esto, es esencial crear conductas que promuevan el autocuidado, ya que, nuestras rutinas con la contingencia se han desarmado, perdiendo espacios sociales, de ejercicio, de relajación, entre otros, incluyendo también la pérdida de los horarios. Por esto tenemos que ir generando conciencia sobre la importancia del autocuidado.
Dada esta nueva distancia que ha generado el trabajo remoto, nos obliga como empresa a repensar los espacios de cercanía, para que las personas se sientan escuchadas y poder darles una voz a sus situaciones, potenciando que se sigan sintiendo conectados a la organización como un todo, logrando que la distancia sea sólo física y no social.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.