Por: Pamela Chávez C. Cofundadora de Aguamarina, Domolif y emprendedora Endeavor
La pandemia nos ha dejado con una recesión económica mundial que no veíamos en décadas, pero también ha acelerado el uso de la innovación y nuevas tecnologías, provocando que las compañías estén reclutando cada vez más soluciones tecnológicas para alcanzar sus objetivos, lo que nos reafirma la importancia de contar con más proveedores que entreguen esos mecanismos.
Sin embargo, para hacer crecer la oferta de innovación y emprendimientos escalables que impacten en Chile y el mundo, hay barreras que necesitamos desplazar, y una de ellas es el financiamiento. Necesitamos invertir en los emprendedores locales y contar con fondos de inversión que corran los riesgos para llevar estos productos y servicios al mercado. También, hay que tener claro que no se puede ser emprendedor de alto impacto de un día para otro y que se necesita capacitación y conocimiento.
En mis más de 13 años de experiencia después de pasar por casi todos los tipos de levantamiento de capital con fondos nacionales e internacionales, lo primero que recomiendo es no levantar capital hasta que sea estrictamente necesario, porque si no se logra aprovechar la inversión, es muy difícil recuperarse.
También es clave que los emprendedores actualicen el análisis de la valorización de sus compañías para que estén preparadas ante una buena oferta, lo que requiere disciplina, gestión y un buen pitch, con un relato dinámico y actualizado. Por otra parte, los fondos requieren tener estudios de due dilligence, el proceso de investigación previo a la adquisición, para mantener información actualizada sobre las compañías, nuevas tecnologías, tendencias, oportunidades y amenazas existentes.
Pero estos esfuerzos no darán frutos en el ecosistema de financiamiento en la zona norte si no se salda la deuda con la descentralización que tiene Chile. La gran mayoría de los fondos están en Santiago y las regiones poseen un desarrollo desconocido para varios.
Para avanzar hace falta visualizar los talentos regionales y propiciar espacios para generar redes de contacto que permitan conectar a inversionistas con emprendedores. Algo que precisamente quisimos hacer en el “Match VC Virtual de Tarapacá” de Endeavor, un espacio para que emprendedores nortinos logren conectar con fondos de inversión, family offices, inversionistas ángel, entre otros, y también para que emprendedoras con más experiencia como yo entregáramos nuestros conocimientos a través de talleres y mentorías.
Este tipo de instancias que propician el diálogo y la colaboración son las que necesitamos para avanzar, y hoy tenemos una oportunidad única. Nunca habíamos estado tan digitalizados y con la habitualidad de conectarnos a “un solo un click”.
Si nos hacemos cargo de estos desafíos, con visión a largo plazo mediante políticas de inversión correctas que vayan en esta misma dirección, podremos alcanzar ecosistemas tan exitosos como Israel, Australia o Japón, que tienen una red muy eficiente. Chile tiene los recursos, pero nos hace falta entender que cuando un emprendedor exporta, también lo hace Chile y que la carrera de los emprendedores ya no puede seguir en solitario.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.