Por: María Eugenia Bravo. Presidenta de la Sociedad Chilena de Mastología
En Chile, cada año se diagnostican más de 5.000 nuevos cánceres de mama. A pesar de los avances de la última década, sigue ocupando la primera posición en el ranking de mortalidad por su alta incidencia y se mantiene como el tipo de tumor maligno más frecuente en mujeres.
Cerca del 5% de las pacientes pueden debutar metastásicas y el 30% evoluciona hacia esta condición, disminuyendo la supervivencia considerablemente. En promedio, a los 5 años del diagnóstico habrá fallecido el 7% de las pacientes en Estadio I, mientras que para las diagnosticadas en Estadio IV la cifra sube al 72%.
Se sabe que el cáncer de mama es 80% esporádico, 15 % familiar y entre 5% y 10% hereditario. Hay genes de baja, moderada y alta penetrancia, dentro de estos últimos están BRCA 1 y 2. Quienes poseen mutaciones en estos genes tienen un riesgo mucho más alto de desarrollar cáncer de mama, de ovario u otros.
Este tipo de cáncer de seno tiene un inicio precoz (antes de los 50 años), puede ser bilateral y dar a hombres. Por ello, es vital reconocer correctamente y derivarlas a una asesoría genética para la prevención y el tratamiento adecuado.
En ese sentido, los distintos tipos de cáncer de mama precisan tratamientos personalizados para obtener los mejores resultados. Esta correcta ejecución brinda ahorros al sistema nacional de salud por pausa de tratamiento e incluso, en estadios tempranos, se puede pensar en la cura.
Estamos en la era de la medicina de precisión, que permite dar un tratamiento especializado basado en las características del cáncer. En Chile, debemos mejorar el acceso de estas nuevas tecnologías, para beneficiar a los pacientes oncológicos y en especial, a las mujeres con cáncer de mama, ya sea esporádico, familiar o hereditario.
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