Por: Alfonso Sánchez D. Presidente de la Cámara Chilena de la Construcción – Calama
Vivimos tiempos complejos, en que los desafíos que tenemos claros desde hace años como región, se vuelven mucho más urgentes. Hoy necesitamos propiciar inversiones, presentar ofertas atractivas, apalancar recursos, desarrollar proyectos y, en definitiva, generar empleos que reactiven nuestra economía.
Esa es la prioridad actual de nuestro gremio, y en lo que estamos concentrados de norte a sur. No obstante, a nivel local vemos con preocupación los bajos niveles de inversión de nuestra Región de Antofagasta. Nos preocupa que la participación de la región históricamente no haya pasado del 5% del total nacional.
Por otro lado, por la prensa nos hemos enterado de que la ejecución presupuestaria del Gobierno Regional hasta agosto llegaba solo al 15,7%. Aunque ese porcentaje no considera los recursos que se transfieren a reparticiones públicas y privadas, si lo hacemos la realidad no es mucho más alentadora, pues el gasto público de nuestra región alcanza el 35,9%, siendo el más bajo en los últimos 15 años. Es decir, no solo recibimos pocos ingresos por inversión, sino que además pareciera que no tenemos la capacidad de “gastarnos la plata”.
Parece una cifra increíble, dado el contexto de crisis y la necesidad urgente de absorber recursos, y da la impresión de que llueve sobre mojado cuando el Ministerio de Hacienda decide recortar recursos a las regiones que durante el primer semestre ejecutaron menos del 40% de sus fondos.
¿El resultado? Sufrimos un recorte de 5.700 millones de pesos, que pudieron haber concretado muchos proyectos históricos que tenemos como región. Pero más allá de buscar responsables y/o desligarnos, tenemos la obligación de cambiar esa realidad y asumir los desafíos que se presentan de manera colaborativa. Lo necesita nuestra gente, que por años ha cargado con el peso de liderar las cifras de desempleo, viviendo paradójicamente en una de las regiones más ricas de Chile.
Hoy nuestro índice de cesantía llega al 13%, y los expertos indican que incluso puede bordear el 30% si se considera a quienes han dejado de buscar empleo, frente a la nula oferta del último periodo.
Dada esa misma realidad, es que tenemos la responsabilidad de generar alianzas público-privadas que gatillen más inversiones, pero por sobre todo, de potenciar nuestra capacidad para formular proyectos y ejecutar esos recursos. Sin pecar de soberbia, debemos hacernos cargo del rol que cumplimos para la sostenibilidad de todo un país. No podemos resignarnos, porque hacerlo sería fallarle a nuestros trabajadores y a sus familias.
Tenemos que estar a la altura de las circunstancias, preparándonos en todos los ámbitos en que se requiera, asumiendo esta labor de manera conjunta. Hoy debemos apoyar y fortalecer a nuestras pymes, para que además de sortear los efectos de la crisis, puedan convertirse en motores de desarrollo para la región. El rol que podamos asumir juntos será vital, porque pasará la pandemia, pero si no actuamos a tiempo, podríamos acarrear sus efectos económicos por años.
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