Por: Pablo Jaramillo A. Líder Cambio Positivo
Hoy, con el resultado aplastante del apruebo, “casi todos” entendimos que el mensaje fue claro y directo de la ciudadanía, las personas quieren cambios, quieren ser parte de los cambios, y en lo posible que los “políticos” entiendan que las cosas no las han estado haciendo bien desde hace mucho rato.
Pues bien, esos aires primaverales de octubre, aromatizados no solo por las flores emergentes de los árboles en primavera, sino más bien aromatizados con aires y vientos de esperanza, difícilmente se podrán encontrar en las comunas… Y por qué planteo lo de las comunas, porque se supone que ahí está el encuentro más estrecho entre poder y pueblo, poder y ciudadanía.
Dicho lo anterior, es necesario respirar profundo, desvestirse de cualquier subjetividad política que “todos la tenemos” y pensar cómo hasta ahora se ha llevado la cosa pública, o más bien la gestión municipal en cada una de nuestras comunas.
Hoy, los alcaldes se han convertido en “patrones de fundo”, a su antojo, y en muchas comunas, manejan el Concejo Municipal, manejan los recursos a través de funcionarios de su confianza, otorgan y entregan “beneficios” a los que “ellos” (los alcaldes) definen, y a la vez, abandonan los sectores o instituciones que no son de su agrado, o porque por ahí aparecen esos hombres y mujeres que se atreven a levantar la voz, y clamar por equidad y una gestión eficiente que se base en políticas de desarrollo comunal para todos, y no en una política electorera que asegure un nuevo período de estos señores y señoras llamados Alcaldes.
Ya es tarde para que entiendan que el liderazgo moderno, desecha a los dueños de la verdad, a los que se imponen a la fuerza, a los que no son capaces de trabajar en equipo y que no delegan las responsabilidades a los profesionales y técnicos que, obviamente, saben mucho más que “el jefe”.
Hoy, necesitamos entender que el liderazgo debe ser con sentido, debe ser con una mirada desde lo alto de un balcón, en contacto directo con la gente y formando equipos de alto desempeño, que aseguren el cumplimiento de objetivos comunes y el respeto a las personas.
Que el líder sea un gran director de orquesta, que saque de su equipo las melodías más dulces en pos de todas y todos. Sí amigos lectores, el respeto que merece el funcionario, el dirigente y el simple poblador, nunca más debe ser pisoteado. Ya basta de este abuso de poder y basta de despreciarnos a los ciudadanos, basta de los “acomodamientos” de esa gente humilde que compran con un puesto de trabajo, y luego lo someten a su antojo y para sus propios fines.
Gracias a Dios, un 25 de octubre 2020, el ciudadano habló fuerte y claro, así que ahora estos caudillos dueños del mundo no la van a tener tan fácil.
Un abrazo grande y con el respeto de siempre!
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.