Por: Ariel Álvarez S. Consultor en comunicaciones. Fundador de Azeta Comunicaciones
Para toda organización hay temas que son claves, prioritarios, “de vida o muerte” en algunos casos, como pueden ser las ventas diarias, el cumplimiento de metas mensuales, una exitosa campaña de fidelización de clientes o generar alianzas con empresas importantes para su negocio, lo cual responde a puntos de orden estratégico.
También hay temas importantes dentro de los procesos y tareas del día a día, las cuales influyen directamente en el correcto funcionamiento de esta estructura, estas van en la lógica operativa de la organización. Y un tercer punto crítico a considerar (y que tristemente muchos no lo hacen) es la etapa comunicacional, la fase de diseño de plan de comunicaciones, ruta y puesta en marcha, mostrar al mundo la concreción de objetivos, lo cual responde a toda la dinámica de difusión y posicionamiento.
Teniendo claro estos puntos, y tomando en cuenta la tendencia que se observa en estas variables, se puede inferir que las falencias se producen en esta tercera etapa. Principalmente por los errores al identificar, definir y trazar objetivos en base a estrategias que van más allá del marketing tradicional, logrando utilizar el máximo potencial de las comunicaciones.
Muchas empresas se pierden al momento de intentar comunicar sus logros, avances, reconocimientos, o acuerdos estratégicos, por dar unos ejemplos. Y es que el interés por optimizar recursos, abaratar costos y esperar a ver resultados sin invertir en comunicaciones es casi como un mantra que, en lo personal, he podido observar durante años, lamentablemente. No se pueden esperar resultados positivos si es que no hay una primera aproximación a las ventajas que entrega el desarrollo de este punto crítico.
Si la organización no cuenta con un departamento de comunicaciones en su interior que les pueda mostrar empíricamente los posibles alcances de desarrollar esta rama, hay otras figuras muy calificadas a quienes recurrir, estructuras como una agencia de comunicaciones que vele por sus necesidades, o un consultor/a que los pueda guiar de manera correcta en sus objetivos a corto, mediano y largo plazo es muy recomendable.
Es tan vital el tener desarrollado un músculo a nivel de comunicaciones, que una vez que las gerencias analizan sus resultados a nivel de imagen, y las repercusiones de estas acciones con sus clientes, proveedores y sus socios, recién observan el valor estratégico de integrar esta área a sus servicios.
Estamos en una época de sensibilidades, en donde los detalles marcan grandes diferencias, y por lo tanto saber qué y cómo comunicar es casi un arte. No perdamos de vista uno de los grandes activos de una empresa. Para aquellos que no las tienen consideradas en sus planes, aún están a tiempo, atrévanse a comunicar, atrévanse a mostrar su propuesta de valor, no comunicar no está permitido en una generación hiperconectada. Manos a la obra.
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