Por: Verónica Mericq. Endocrinóloga infantil del Instituto de Investigaciones materno infantil de la Universidad de Chile
La talla baja o retraso del crecimiento infantil es uno de los obstáculos significativos para el desarrollo humano que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a 162 millones de menores de 5 años.
Según la Unicef, hasta 2020, Chile tenía una población de niños, niñas y adolescentes de 0 a 17 años de 4.259.155. De ellos, 127 mil podrían estar afectados por esta condición, pues se estima que el 3% de la población infantil por frecuencia estadística, puede padecer talla baja.
Las razones pueden ser enfermedades sistémicas (anemia, parásitos, trastornos digestivos, respiratorios o renales crónicos entre otros), genéticas, hormonales, y esqueléticas. Algunos estudios, incluso, consideran que los problemas psicológicos también podrían impactar en el crecimiento.
Y es que la estatura puede ser un indicativo de mala alimentación o de alguna condición de salud que no permita expresar todo el potencial y obtener el crecimiento adecuado. El que un niño no cambie la talla de zapatos de un año a otro o que sea el más bajo de su curso podrían ser señales a las que estar atentos.
Hoy existen herramientas tecnológicas que pueden ayudar en la importante tarea de medir a los hijos y llevar un registro que posteriormente sea revisado por su médico. Existen aplicaciones en Chile que facilitan esta labor y permiten registrar la estatura del niño para compararla con curvas de crecimiento “normales”. De esa forma, los padres obtienen información de manera sencilla de si el crecimiento de su hijo es apropiado o no.
Los datos que se ingresan a la aplicación son altura, peso y edad. Si estos muestran que el niño no crece de la forma esperada se debe consultar con un especialista, pues no estaría creciendo de acuerdo con el promedio establecido por la OMS y la CDC.
Si bien este tipo de herramientas son un aporte, nunca reemplazarán la opinión de un pediatra. Es importante insistir en que los padres deben llevar a control a sus hijos porque solo un profesional de salud sabrá interpretarlas correctamente y derivar a las mejores alternativas de estudio y/o tratamientos para que ese niño siga creciendo sano y fuerte.
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