Por: Alfonso Sánchez D. Presidente Cámara Chilena de la Construcción de Calama
Con algo de sorpresa y desconcierto hemos recibido esta última semana los resultados de la Encuesta Casem 2022, que muestra para 335 comunas de nuestro país los resultados de la pobreza por ingresos y la pobreza multidimensional que considera aspectos como educación, vivienda, salud, trabajo y cohesión social.
Los resultados a nivel nacional muestran una disminución del índice, que en el caso de la pobreza baja de un 10,7% el 2020 a un 6,5% en 2022 y en el caso de la pobreza extrema se evidencia una disminución desde un 4,3% en 2020 a un 2,0% en 2022. Pero ¿cuáles son los resultados para nuestra región?, en ambos casos desde el 2006 es primera vez que nuestros índices están por sobre la media nacional. El punto de inflexión, donde empezamos a empobrecernos, se produce a partir del año 2013.
En pobreza por ingresos somos superados por (7 regiones) las regiones Arica, Tarapacá, Atacama, Coquimbo, Maule, Ñuble y la Araucanía, sin embargo, en extrema pobreza nosotros superamos a (11 regiones) Arica, Coquimbo, Valparaíso, O´Higgins, Maule, Biobío, Los Lagos, doblamos a la RM y Los Ríos y casi triplicamos a Aysén y Magallanes. Un panorama poco alentador considerando las riquezas presentes en nuestro territorio, donde tenemos todo para ser grandes y lo que falta son buenas, mejores y nuevas decisiones para el desarrollo económico y productivo de nuestra región.
La siguiente pregunta que nos debemos hacer es ¿dónde debemos enfocarnos?, la Base de datos estadísticos del Banco Central solo muestra datos del PIB regional hasta el año 2019, sin embargo podemos ver que de doce actividades económicas, las tres que hacen aporte más importantes al PIB regional (un 76% del total) son Minería, Construcción con Servicios de Vivienda e Inmobiliarios y los Servicios Financieros, no es difícil concluir que son en éstas áreas en donde debemos concentrar los esfuerzos ya que son el motor de nuestra economía.
La minería debe replantear el impacto sobre la cadena de valor aumentando la participación de empresas regionales en el negocio minero, construyendo y creando un encadenamiento productivo de nivel regional más potente, en el caso de la construcción se deben liberar los nudos críticos que están deteniendo el avance del programa de emergencia habitacional y los proyectos inmobiliarios privados, aquí debe actuar el sector público flexibilizando los plazos de la tramitología de los proyectos y reajustando los subsidios para permitir absorber los efectos que tuvo la pandemia sobre la cadena logística que elevó el precio de los materiales de la construcción.
Por último, los Servicios Financieros entregados por la Banca, deben flexibilizar el acceso al crédito, en efecto, todos los meses nos impresionan las noticias de la cantidad de empresas que han tenido que liquidar o entrar en quiebra por falta de financiamiento para sus proyectos. En este ámbito se requiere una mirada más integral y de largo plazo, cuya propuesta sea un real compromiso con las empresas del sector, en especial PyMes, quienes dan servicio a la construcción y minería.
Tenemos el diagnóstico, ahora debemos ocuparnos de la solución. Este problema debemos resolverlo entre todos. Como Cámara Chilena de la Construcción Calama nos ponemos a disposición para trabajar por erradicar la pobreza en nuestra región.
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