Por: Ana Rosa Ñanculef C. Corporación Mapuche Newen
A propósito de la conmemoración del Día Internacional de la Educación, la visión mapuche en este tema es el de acompañar, cultivar, guiar, orientar el desarrollo ser humano en su proceso físico, social, emocional y espiritual, además de que sea consciente de que son parte de la naturaleza y equilibrada en su ser.
Se aspira a guiar un modelo de persona, como llegar a ser küme che (persona buena), newen che (persona con fortaleza), norche (persona correcta), kimche (persona sabia) y zoy kümechegeal kan antü (legar a ser cada vez mejor persona en el futuro).
De este modo, el pueblo mapuche tiene un modelo de educación, basado en la conexión de las personas con el universo, protocolos propios de comportamientos entre las personas y hacia la naturaleza, existe una estructura socio – política, como autoridades y agentes poseedores del conocimiento, la lengua, prácticas socioculturales y espirituales.
Por tanto, existen distintas técnicas y estrategias desde la pedagogía mapuche que desarrollan habilidades cognitivas propias, motricidad y desarrollo socioemocionales, como allkütun (escuchar activa), günezuamün (observar con profundidad), logkontukun (memorizar), piwkentukun (aprender desde el corazón), aukantun (jugar), pepilkantun (aprender haciendo).
Esta forma de educar desde una perspectiva mapuche es vital para las nuevas generaciones como un referente del bienestar de la humanidad y más aún en el contexto actual de globalización y pandemia, donde ha primado el egoísmo, consumismo, egocentrismo entre las personas e instituciones.
Pero ¿qué ocurre en Chile con la Educación Intercultural? ¿Qué ocurre con los derechos culturales de los niños, niñas y jóvenes en la actualidad? No se desarrollan y no se expresan en el sistema educativo occidental chileno, puesto que la educación chilena sigue siendo homogeneizadora.
A pesar de que la Educación Intercultural es comprendida como dos perspectivas de conocimientos, con el mismo respeto, diálogo, reciprocidad y racionalidad, y de haber comenzado en la década de los ‘90 en Chile, actualmente es aplicada sólo de manera incipiente. Se han incorporado contenidos del conocimiento del pueblo mapuche, que son tratados como una asignatura más del currículo escolar. Por lo tanto, no se incorpora los elementos socioculturales, espirituales y lingüísticos, que son transversal en la formación de niñas, niños y jóvenes.
Por eso, uno de los aportes de la visión mapuche sobre educación es reconocer y valorar las prácticas pedagógicas mapuche, donde se incorpora agentes y especialistas de cada territorio. Se utilizan los espacios propios para el aprendizaje, se incorpora la metodología propia, como el kimkantun: aprender haciendo, donde las niñas y niños aprenden a través de la práctica de acuerdo con su edad. Esto, siguiendo protocolos entregados por las autoridades ancestrales, imitando a los adultos, aprender a través del ensayo y error, se incorpora sensaciones (sabor, olor, tacto), donde se desarrollan emociones, además del sentido de pertenencia e identidad.
“Fey mew wiñowitxampüramtuayiñ, ka wenuntuayiñ tayiñ mapuche kimeltuwün, fillke chilkatuwe mew, ñi amulniegeael ta kimün nüwkülelu ta wallontu mapu mew, rüf fütxa kufi ñi felen tayiñ mapuche gen mew, fey mew petu mogeley tayiñ feyentun, tayiñ küpan, tayiñ tüwün ka femgechi tayiñ chegen”.
Por este motivo, invitamos a volver a levantar y valorar la educación mapuche en los diversos espacios educativos, tales como: las familias, organizaciones, escuelas, institutos y universidades, con el objetivo de fortalecer este conocimiento que está articulado con el universo y que se ha practicado desde tiempos milenarios en nuestro pueblo mapuche, lo cual ha permitido mantener nuestras raíces, nuestra identidad, nuestra filosofía y nuestro ser, como che/ persona que pertenece a un territorio.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.