Por: Carolina Cortés. Directora de Operaciones y Transferencia de HUBTEC
Los sesgos de género están presentes en distintos ámbitos de nuestro quehacer diario y estamos tan acostumbrados que muchas veces pasan desapercibidos. Por ejemplo, en toda la trayectoria de los Premios Nobel, ha habido 63 mujeres premiadas (6%) frente a 926 hombres (94%).
Algo similar ocurre en algo tan cotidiano como los nombres de las calles, donde la mayoría lleva nombres masculinos porque la historia tradicionalmente no acostumbra a reconocer el aporte femenino. Se trata de casos que vivimos no sólo en Chile, ya que este patrón es también la realidad en muchos países de Europa.
La ciencia no ha estado ajena a estos sesgos, lo que ha tenido impactos importantes que tal vez aún no son del todo dimensionados. La subrepresentación de las mujeres en la ciencia ha tenido un efecto significativo en la construcción del conocimiento científico, el que ha sido construido desde una mirada más masculina.
La falta de diversidad en enfoques de investigación ha traído como resultado que, por ejemplo, el estudio de diversas patologías, que incluso pueden ser más prevalentes en la población femenina, no hayan tenido en vista aspectos como las diferencias fisiológicas y hormonales, lo que puede estar asociado a tratamientos menos efectivos y/o mayor riesgo de efectos adversos en ellas.
Según el reporte “Cambio estructural en instituciones de investigación: potenciando la excelencia, la igualdad de género y la eficiencia en investigación e innovación”, elaborado por la Comisión Europea, entre 1997 y 2000, diez medicamentos fueron retirados del mercado estadounidense por efectos sobre la salud que ponían en peligro la vida de las personas, siendo cuatro de ellos más peligrosos para las mujeres. Parte del problema se debe a que la investigación preclínica utiliza principalmente animales machos. Por eso, disminuir esa brecha no es sólo una cuestión de justicia social, sino que está intrínsecamente ligada a la calidad y la amplitud del conocimiento que se produce.
El mundo actual presenta desafíos nunca antes vistos, por lo que, nos obliga a buscar soluciones innovadoras que, probablemente, provengan de miradas diversas o aún no exploradas. Por eso resulta medular entregar herramientas de igualdad e inclusión; trabajar en la creación de nuevas realidades, exponer a nuestras niñas y niños a ambientes en los que reine la diversidad, libres de estereotipos, como el que dice que las mujeres somos malas para las matemáticas, entregando mensajes que les permitan mirar a los otros sin las vendas con las que probablemente muchos de nosotros crecimos y replicamos como adultos.
A los seres humanos nos gusta pensar que somos seres racionales, que tomamos decisiones bien fundamentadas en base a la razón, sin embargo, a medida que comprendemos mejor cómo funciona nuestro cerebro, vamos entendiendo que la forma en que vemos la vida y elegimos nuestras opciones están muy influenciadas por la información que recibimos de nuestro entorno, y que a nuestro cerebro le “gusta” tomar atajos mentales que a veces pueden llevarnos a creencias erróneas, a realizar acciones que perpetúan las desigualdades de género y replican estereotipos.
Sin duda hemos avanzado en equidad de género, pero todavía queda camino por delante. Reconocer la existencia de sesgos es sin duda un paso importante, ya que tenerlos a la vista ayuda a reflexionar y trabajar en pos de cambiar nuestro comportamiento. También es fundamental dar mayor protagonismo a mujeres que han desarrollado carreras exitosas en el ámbito de la ciencia y la tecnología, ya que esto permite a las niñas observar y creer que es posible lograrlo a futuro. Lo mismo pasa con las estudiantes y profesionales que pueden verse inspiradas para seguir creciendo y destacar en sus carreras.
La práctica científica, al igual que cualquier otro fenómeno cultural, se ve influenciada por su entorno. La invitación que se nos hace hoy en el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia es a construir un mundo inclusivo, donde la ciencia y los conocimientos generados por ésta sean representativos de nuestra diversidad, así ampliamos las posibilidades de innovar y de abordar los múltiples desafíos que enfrentamos como sociedad.
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