Por: Camila Svec. Co-Fundadora y Gerente Comercial de Cleanligth
Desde hace algunos años, distintas organizaciones internacionales han proyectado en la opinión pública lo importante y beneficioso, que mujeres encabecen directorios o cargos de gran relevancia, pero impacta en el año 2022 se deban crear proyectos de ley que exijan a las empresas que contraten 40% mujeres en las grandes ligas, pero ¿Son realmente grandes ligas cuando un talento se ha preparado por años y tiene las mejores habilidades en la terna de competencia? No, y no se trata de generar odio entre candidatos, se trata de potenciar y entregar diversidad en la toma de decisiones, es aportar desde el conocimiento y las habilidades para liderar cambios en las organizaciones.
Han existido un gran número de mujeres sobresalientes que han enfrentado viejos paradigmas que han permitido visualizar cambios importantes en sus generaciones: Justicia Acuña, Astrid Gudenschwager, Luz Chuaqui Jahiatt, entre otras destacadas profesionales que dejan huella en rubros que desde siempre se han denominado “de hombres” y que con su proyectos y vidas, dieron el puntapié inicial a cambiar el mundo laboral y dejar atrás el temido síndrome del impostor.
Es a mi juicio que, sólo un 12,7% de mujeres en los directorios o en cargos de importancia representan una cifra insuficiente que no debería abanderarse como un número ganador, se debería evaluar y trabajar en conjunto con las organizaciones donde mujeres no tienen presencia, para así impulsar la diversidad y la cuota que una sociedad como la chilena merece.
Para que en 20 años estas futuras leyes de incorporación femenina sean solo un recuerdo de un Chile de antaño. Son cambios que necesitan distintas industrias y que desde mi experiencia las Mineras y Tecnología, han mutado acorde a la actualidad pero ¿Qué pasa con las demás?.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.