Por: Hernán Cáceres, Director del Centro Lithium I+D+i UCN; Iván Ojeda-Pereira y Sebastián Herrera, Investigadores Centro Lithium I+D+i UCN
La transición energética global ha generado un aumento en la demanda internacional de materiales denominados estratégicos críticos, entre ellos, el litio. Es de conocimiento público que la zona norte de nuestro país concentra parte importante de las reservas de este mineral. También, sabemos que en la Región de Antofagasta ya se produce y exporta litio de muy buena calidad hacia el extranjero. En ocasiones para bien y en otras para mal, esta historia y toda la red económica, social y cultural que se ha estructurado en torno al litio, a veces nos lleva a pensar dentro de ciertos límites y desde distintas perspectivas.
En la Universidad Católica del Norte, como universidad regional y siguiendo nuestra visión como agente de cambio en el Norte de Chile, nos hemos aventurado interdisciplinariamente en la discusión respecto a cómo añadir valor a la cadena de producción del litio desde nuestra posición geográfica.
Esto implica abrir la imaginación respecto a nuevos futuros posibles, diversificando la óptica más allá de la producción y comercialización del mineral, tomando desafíos como elaborar baterías de litio en la Región de Antofagasta, y realizar investigación y desarrollo enfocada en fomentar el reúso y reciclaje de baterías a nivel local, nacional e internacional.
El momento de transición hacia la descarbonización; de cambio de una matriz enfocada en combustibles fósiles altamente contaminantes hacia un modelo centrado en las energías renovables, genera un aumento de la demanda de los materiales necesarios para construir estas nuevas infraestructuras y tecnologías como el litio, generando un estallido de popularidad en el mundo político, científico y empresarial. Por supuesto, esto se asocia también a la velocidad, el ritmo y las políticas que los distintos países se propongan para el cambio. Ahora bien, todo tiene su fin y la paradoja que emerge es ¿qué hacemos luego de eso?.
Nuestra propuesta no es solo posicionarnos como productores de materiales críticos sino que también pensar una industria regional y nacional de reúso y reciclaje de las baterías de litio. A modo de ejemplificación, luego de que una batería de auto cumple su vida útil quizás deja de ser funcional para movilizar un automóvil, pero eso no significa que sea totalmente inútil, ya que puede ser reutilizada en otros tipos de dispositivos electrónicos como sistemas de energía de respaldo y baterías portátiles.
Si ya no puede ser reutilizada, debería pasar por un proceso de reciclaje para recuperar los materiales que conforman la batería. Las tecnologías que actualmente poseemos hacen que la idea de una industria de reúso y reciclaje de baterías de litio parezca no tan cercana, no obstante, nuestros equipos se encuentran trabajando arduamente para acortar esta distancia.
Articular esta posible industria no solo requiere de tecnología, sino también de políticas públicas que incentiven y concienticen respecto al reciclaje de baterías como la Ley REP. Nos encontramos en un momento histórico clave, tenemos la oportunidad de pensar y (re)pensar el Antofagasta y el país del mañana. El reciclaje de baterías de litio es una propuesta para tratar los residuos del futuro, un problema claramente público que requiere de la necesaria coordinación social de múltiples actores.
Indudablemente el tránsito hacia la electromovilidad, y en general a la “electrificación de la vida” va a generar una mayor cantidad de baterías de litio residuales en un futuro. El desafío de pensarlas más allá de su primer uso es un problema que debemos planificar ahora y no cuando sea demasiado tarde. El futuro es hoy.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.