Por: María Soledad de la Cerda E. Autora de “Chile y los Hombres del Tercer Reich”. Creadora del twitter @mujeresyciencia
“La discriminación por sexos nace en los pasillos de las jugueterías: ahí se empieza a generar una división sexual del ocio, el trabajo y las profesiones” señaló en el año 2017 Yanna María Gutiérrez, investigadora del área de Economía Aplicada y de la Unidad de Igualdad de Género de la Universidad Complutense de Madrid, y me parece que tiene toda la razón.
Busco en imágenes de google la frase “juguetes para niñas” y lo primero que veo en mi pantalla, que se tiñe de rosado, es un set de maquillajes, una muñeca, un cochecito de bebés y varias muñecas. Pensando que el resultado podría ser distinto repito mi búsqueda pero ahora decido hacerla en inglés y escribo “girls toys”, pero no hay diferencias se repiten de manera casi idéntica las mismas imágenes, aunque ahora tienden a predominar los utensilios de cocina. Finalmente decido hacer una nueva prueba, pero ahora hago la búsqueda en francés “jouets pour filles” y… nada cambia.
Concluyo entonces que no tan solo en los llamados “machistas países de habla hispana”, los juguetes suelen ser réplicas en miniatura de objetos que encontramos en la realidad y reflejan actividades y roles que han sido asignados culturalmente y de manera diferenciada a hombres y mujeres. Se trata más bien de una conducta universal, a pesar que en los últimos años los jugueteros han ido evolucionando para reflejar a las mujeres desempeñando los nuevos roles que comienzan a asumir especialmente en el mundo de las ciencias.
Un espacio que ha sido reclamado muchas veces por las mismas niñas, así ocurrió por ejemplo, en enero de 2014 cuando atendiendo a la solicitud de Charlotte Benjamin, una pequeña de 7 años, la empresa danesa de juguetes de construcción Lego lanzó una colección llamada Instituto de investigación, con figuras que representan a una paleontóloga, una astrónoma y una química, las que además poseen instrumentos como microscopios, telescopios y tubos de ensayo.
Atrás quedaron para Lego las muñecas que, según la queja de Benjamin, hacían cosas como ir a la playa y de tiendas, mientras que las figuras de niños se iban de aventuras, salvaban a gente y poseían buenos trabajos.
Mattel tampoco ha querido quedarse a la saga, razón por la cual sacó al mercado a Grace Thomas, una muñeca que representa a una niña de 9 años con alma y vocación de emprendedora y que es dueña de una pastelería. En la misma serie de las muñecas American Girl podemos encontrar a la pequeña Goldie de profesión ingeniera cuya misión es acercar a las niñas a los conceptos básicos de su profesión, para abrirles el paso en un territorio hasta hoy dominado mayoritariamente por los hombres.
Pretendiendo ser un reflejo de los tiempos actuales en los que hay más mujeres empresarias, en junio de 2014, Mattel lanzó la Barbie empresarial acompañada de un smartphone, un iPad y su maletín, perfectamente ordenados en una caja en cuyo exterior se puede leer «Las mujeres emprendedoras son líderes con grandes sueños».
En nuestro país la organización “ComunidadMujer” –en el marco de su campaña #LasNiñasPueden- lanzó en navidades pasadas una instancia interactiva en su web www.lasniñaspueden.cl que tuvo por objeto entregar regalos simbólicos -no estereotipados- a las niñas, como autos, lupas, pelotas o microscopios, para estimular su creatividad e imaginación.
Pues bien, dado que habitualmente seguimos siendo las madres las que compramos los regalos para nuestros hijos, no olvidemos que ellos pueden ser la cuna del machismo y que muchas cualidades, gustos y deseos son moldeados desde la más primera infancia, por ello al momento de elegirlos recuerda que los juguetes no tienen sexo, sino que somos las personas adultas quienes atribuimos estereotipos de género al uso de los mismos, limitamos por ejemplo, el potencial científico de las niñas a través del juego y en particular, de los juguetes.
¿Qué te parece entonces regalarle un microscopio en vez de una muñeca a tu hija para su próximo cumpleaños?
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