Por: Mario Quijada S. Ex Presidente regional Democracia Cristiana, región de O’Higgins

De cara a la decisión de volver al trabajo presencial de los servicios públicos decretada por el presidente de la República, Sebastián Piñera, siento que una vez más, se contradice con lo que se ha venido informando estas últimas jornadas, por su Ministro de Salud.

La autoridad ha manifestado que de acuerdo a las estadísticas el punto más complejo de contagios por COVID-19 estará la última semana de abril y primera de mayo, por lo tanto cabe preguntar, ¿Por qué la premura de ésta medida?.

Desde mi opinión, se generan dos respuestas de inmediato, una comenzar a generar un ambiente de normalidad para mover el mercado de acuerdo a lo planteado por sectores involucrados en torno a “sacrificar vidas” en la búsqueda de mejorar la economía.

La otra respuesta, es lisa y llanamente, una total falta de evaluación de las consecuencias que tiene el volver a atender público; aglomeraciones en esos lugares, congestión en la locomoción colectiva y más personas circulando en un clima de falsa normalidad.

En ambos casos, creo que el sacrificio que significa para los trabajadores públicos en general y usuarios que necesitan de estos servicios no debe ser expuesta sabiendo de la peligrosidad de esta pandemia mundial y los estragos que ha causado cuando se han relajado las medidas de contención en el resto del mundo.

Es responsabilidad de los representantes de las y los trabajadores, el buscar la forma de que sus representados vuelvan a trabajar en las mejores condiciones de seguridad para ellos, su entorno laboral y familiar.

También es responsabilidad de las y los dirigentes políticos el hacer notar las falencias de las medidas adoptadas por la autoridad, cuando estas no van dirigidas a la protección de la salud y la vida de las personas, entendiendo que la vocería oficial tiene sesgos de estilo y principalmente Ideológicos que no siempre están dirigidos al bienestar de los trabajadores.

El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.