Por: Héctor Conejeros. Director de Innovación de la Consultora Moddos y ex Director Regional de Corporate Learning para Harvard Business Review
Mientras aún nos mantenemos sumergidos en una de las crisis sanitarias más grandes de este siglo, el desempleo y la crisis económica mundial se hacen parte de esta nueva realidad donde la incertidumbre se queda con el protagonismo. Desde hace algunos meses que las proyecciones se centraban en desentrañar las múltiples formas en que la transformación digital y en particular la creciente automatización de procesos golpearía al empleo, anunciando la desaparición de millones de trabajos y en paralelo, la necesidad de repensar en cómo reinsertar en el nuevo mundo laboral principalmente a los trabajadores que durante años se han especializado en una disciplina, pero que ahora, parecen no tener un espacio claro de trabajo.
Hoy, debido a la pandemia, la aceleración de los procesos de cambio por parte de las organizaciones nos obliga a adelantar nuestra agenda en más de una década, en donde la necesidad de reconvertir a los trabajadores es vital para que se puedan insertar en el nuevo contexto laboral, permitiendo así que la transformación se pueda llevar a cabo por medio de ellos.
Hoy, nos encontramos discutiendo intensamente sobre la necesidad de nuevos modelos de negocios, estrategias de teletrabajo y el desarrollo de nuevas capacidades, pero ¿cómo hacemos el salto? ¿Qué es lo que tenemos que cambiar?. Desde mi experiencia, es fundamental poner el foco en las personas como protagonistas de este proceso, ya que aun cuando la tecnología esté acaparando todas las luces, seguiremos siendo nosotros quienes le daremos dirección y vida a la transformación, por lo tanto, es fundamental readaptar las habilidades y conocimientos de las personas, para que se puedan desarrollar de la mejor manera en este nuevo contexto.
Un buen punto de partida podría ser entender dos elementos de base; ser capaz de diagnosticar las capacidades con las que cuentan mis equipos de trabajo (perfil actual) y, por otro lado, asumir la necesidad de reconvertirse (perfil futuro). En otras palabras, es necesario determinar el punto de partida, al mismo tiempo que trabajamos en determinar las herramientas que deben ser sumadas al repertorio de las personas que componen las organizaciones y poder comenzar así, un proceso inmediato para desarrollarlas.
La palabra reconversión está apareciendo en escena con fuerza, ya sea el sector salud, minería, retail, turismo, u otros, es inminente la necesidad de un renfoque diferente respecto al mundo del trabajo, y por ende, nos pone a todos en un nuevo desafío, el cómo diseñar y desarrollar procesos masivos de reconversión laboral para permitir a las personas renovar sus capacidades laborales, al mismo tiempo que ayudamos a las organizaciones a determinar qué capacidades serán relevantes en sus equipos de trabajo para seguir avanzando y creciendo más allá de las crisis.
La experiencia internacional y local, nos entrega diversas pistas de que la respuesta aparece más relacionada con la cara de las “soft skills”, donde encontramos un conjunto de habilidades que les permiten a las personas desempeñarse de manera similar en diversos escenarios.
Es evidente que los esfuerzos gubernamentales y privados buscarán mitigar el efecto del desempleo reconvirtiendo laboralmente a las personas desde especialidades con poca proyección de desarrollo hacia nuevas posibilidades, pero es fundamental comprender desde un comienzo que más que determinar los nuevos puestos de trabajo hacia los cuales podemos orientar a la gente, será ayudarles a todos a desarrollarse hacia un perfil único e integral, que les de valor en el mercado independiente del sector u ocupación en la que se encuentren, entregándoles una solución permanente para escenarios de crisis permanentes.
Necesitamos reconvertirnos, en todos los sentidos posibles, hoy se necesitan organizaciones flexibles y horizontales, pero principalmente personas capaces de llevar a cabo estos nuevos procesos. La reconversión laboral es necesaria para ejecutar la transformación digital, pero también para desarrollar personas adaptables e integrales capaces de adaptarse al mundo de las tecnologías y de este nuevo escenario laboral.
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