Por: Hernán de Solminihac. Director CLAPES-UC. Ing. Civil UC. Ph.D. U. de Texas. Exministro de Minería y Obras Públicas
Es complejo diferenciar los efectos en el empleo que generó la crisis sanitaria y social en Chile. Según datos del INE, se perdieron alrededor de dos millones de puestos de trabajo entre los trimestres de octubre-diciembre de 2019 y de mayo-julio de 2020. Un 47% de estos corresponden a empleos desempeñados por mujeres.
Hoy experimentamos señales de recuperación, pero falta mucho por avanzar, especialmente en lo referente a la participación laboral femenina.
El índice global de brecha de género del World Economic Forum (2020), posicionó a Chile en el puesto 57 entre 153 países, en base a cuatro dimensiones analizadas, como son la participación económica y oportunidades, el logro educativo, la salud y supervivencia y, el empoderamiento político. A diferencia de Islandia, Noruega, Finlandia y Suecia, países que lideran este ranking, tenemos un gran desafío por resolver y mucho espacio
para progresar.
En el plano local, esta situación tiene matices entre las distintas actividades económicas, tanto en los tipos de cargos y responsabilidades adquiridas como en las oportunidades generadas. En efecto, históricamente los sectores de la construcción y minería son los que registran una menor participación de mujeres, con promedios de 7% y 9%, respectivamente.
Clapes UC estimó que por cada 1% de aumento en la participación laboral femenina a nivel país, se crearían cerca de 79 mil empleos, con un aumento de 0,5% en el PIB. Si a este escenario, agregamos ambientes más heterogéneos, aumenta la creatividad, innovación y productividad de los equipos al interior de las empresas. Estos elementos que atraen talentos y mejoran la rentabilidad, aportando finalmente valor a las personas y a la sociedad.
Para avanzar en este desafío, se deben subsanar varios temas, entre ellos, la vulnerabilidad del trabajo asociada a la maternidad y el cuidado de terceros, lo que lleva a una precariedad e impacta directamente en el nivel de capacitaciones que pueden adquirir. Por lo tanto, debemos avanzar en la corresponsabilidad de las tareas familiares y proveer soluciones a estas necesidades. De similar forma debemos resolver temas referentes a la brecha salarial, el acoso laboral y materias asociadas a equidad de género.
Las políticas públicas son clave para progresar en este sentido. Sin embargo, es tarea de todos y de todas aportar a resolver esta deuda histórica. La recuperación económica y de empleos debe ir acompañada con acciones que promuevan y resguarden la equidad de género.
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