Por: Nicolás Williams. Presidente de la Asociación de Corredores de Seguros de Chile ACOSEG
Entre los economistas y expertos, siempre se dice que una sociedad desarrollada es aquella que está asegurada y por definición, el rol de la Industria Aseguradora es el de gestionar y reducir riesgos; un match que debiese ser percibido como algo en constante conexión. Pero esto no siempre es entendido así, y es necesario -para que se produzca el cambio de paradigma- mejorar lo que hemos transmitido y comunicado hasta hoy.
Como Corredores de seguros, entidades pertenecientes al mundo asegurador, tenemos que visualizar y profundizar en aspectos más allá de la intermediación. Más bien, se trata de ahondar en el desafío de acercar y dar a conocer la importancia de nuestra industria como parte fundamental de la estabilidad y desarrollo del tejido social.
Sí, del tejido social, porque nuestra industria ha permitido crear entornos de menor incertidumbre, permitiendo que tanto las personas, como las empresas y el Estado puedan atreverse a invertir sabiendo que pueden transferir riesgos que sin seguros no se habrían tomado, generando progreso para el país.
Nuestro trabajo- como Corredores, junto a Aseguradores, Liquidadores, y Reaseguradores- permite seguir construyendo sociedad en los tiempos más tranquilos, pero también -y, sobre todo- en los más convulsionados. Chile es un país acostumbrado a los embates de la naturaleza, en el que nos hemos tenido que levantar muchas veces y el rol de nuestra industria ha sido preponderante para que eso pueda ocurrir.
Sin ir más lejos, tras el terremoto ocurrido en febrero de 2010, la eficiencia con la que se trabajó por parte de las empresas reunidas en la Asociación Chilena de Aseguradores, fue reconocida por la Federación Interamericana de Empresas de Seguros. ¡Y cómo no! Si ante uno de los eventos sismológicos de mayor intensidad registrado en el mundo, que dejó a varias regiones del país en el suelo, las Aseguradoras estuvieron presentes ayudando a personas y empresas a mitigar sus pérdidas económicas, con una liquidación de un 99% de los siniestros a diciembre de 2010 y con un total de pagos realizados cercanos a las los US$8 mil millones. Generando una tasa de crecimiento importante en esos años, a causa de reconstrucción financiada con dineros de la Industria del Seguro.
Este tipo de apoyos no sólo repercuten en los proyectos privados, también en la esfera pública; cada casa que es cubierta por un seguro privado libera recursos del Estado, disponiendo así de mayores recursos para gestionar otros proyectos sociales.
Es tarea de todos en nuestra industria seguir mejorando, creando productos y servicios que estén al alcance de más personas y empresas, buscando nuevos espacios de acción. De manera especial, poner foco en la educación y orientación sobre la importancia de los seguros y el aporte de la industria; no solo individualmente, sino que en la sociedad. Desde ACOSEG, seguiremos avanzando hacia esa dirección.
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