Por: Marisabel Guerra. Especialista de dispositivos móviles de LG Electronics
Si bien las generaciones pasadas vivimos un proceso de adaptación tecnológica, a partir de 2010 nacen los denominados niños “Alfa”, hijos de los millennials y primeros nativos completamente digitales. La primera generación nacida y criada en el siglo XXI, que utiliza la tecnología como una extensión para conocer el mundo.
Antes los grupos humanos eran definidos por hitos históricos o sociales relevantes. Hoy en día, la tecnología es la que marca el punto de quiebre entre una generación y otra. Los denominados niños “Alfa”, que este año cumplen una década, poseen un manejo casi intuitivo de las distintas herramientas tecnológicas, con las cuales aprendieron a interactuar desde temprana edad. De hecho, no es nada raro ver a bebés manejando fácilmente una pantalla táctil.
Ahora, si bien se piensa que debido a la tecnología estos pequeños tendrán menos interacciones interpersonales o desarrollarán patologías ligadas al lenguaje, la realidad es precisamente lo opuesto. El paso de los años permitirá que la tecnología funcione como una herramienta fundamental en todos los aspectos de sus vidas, facilitándoles sus tareas diarias y apoyándolos en sus quehaceres, con la finalidad de entregarles más tiempo para sí mismos y compartir con sus familias y amigos.
Es frente a este escenario que el rol que juegan los padres toma un papel crucial, ya que tienen la misión de educar a sus hijos para hacer un correcto uso de las diversas tecnologías que tienen y tendrán a su disposición, en pos de mejorar sus vidas.
Uno de los primeros desafíos, y que nos ataña a nuestro tiempo, es controlar el tiempo que pasan los más pequeños de la casa frente a los dispositivos móviles y sopesarlo con actividades al aire libre. Además, es ideal que esas horas que estén frente a la pantalla sean también invertidas en sus materias educativas.
La globalización permitirá que la “Generación Alfa” cuente -a futuro- con un mayor nivel educacional que sus padres, comenzando más temprano sus estudios y prolongándolos por más tiempo. Es que la tecnología debe verse como una herramienta de apoyo y ayuda para el desarrollo de nuevas habilidades en nuestros hijos. No solo mejorando su aprendizaje cognitivo, sino también físico, pensando en que el día de mañana el papel y lápiz se reemplazará por una pantalla y las manos.
En 2025, cuando nazcan los últimos nativos digitales, los niños de hoy comprarán principalmente en línea, serán más autosuficientes que sus padres y estarán más comprometidos con el medio ambiente y la justicia social.
Esta generación, nacida dentro de una sociedad inteligente y conectada, enfrentará los desafíos mejor que ninguna otra, abordando los problemas que los millennials no han podido resolver hasta hoy. Por eso el desafío está en que hoy les podamos entregar mejores herramientas y los llevemos a la utilización correcta de éstas mismas, para que en el futuro puedan aprovechar todos los beneficios que la tecnología en sí les entregará.
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