Por: Rodrigo López. Gerente General de Aptus
El reciente informe Talis de la OCDE muestra que los profesores chilenos destinan un 18% del tiempo en temas de disciplina en la sala de clases, lo que, sumado a las tareas administrativas, lo ubica como el país de la organización que menos tiempo destina a la enseñanza efectiva.
Los niños y jóvenes chilenos están perdiendo aproximadamente 6,5 semanas de clases al año –casi un mes y medio–, que podrían estar aprovechando para aprender. A su vez, la dificultad de los profesores para gestionar de mejor forma la disciplina y cultura de aula implica un enorme desgaste y es una de las principales causas de stress y agotamiento docente.
Éste es un tema del que hablamos poco, pero de enormes consecuencias: un elemento central para el aprendizaje de los estudiantes es el tiempo efectivamente dedicado a la enseñanza y una precondición clave es una cultura de aula efectiva que la posibilite.
Las competencias para lograr esto no son algo innato o que solo dé la experiencia de años de un profesor; esto se puede enseñar y aprender a través de estrategias muy concretas. Sin embargo, es algo a lo que no se le está dando atención ni se está enseñando de forma efectiva en la gran mayoría de los programas de formación docente.
Es fundamental repensar la forma en que estamos preparando a nuestros docentes. Debemos entregarles estrategias concretas: menos teoría y más práctica. Así podremos asegurarnos de que nuestros estudiantes no pierdan casi un mes y medio de clases y nuestros profesores tengan las herramientas suficientes para ser exitosos en su gran desafío: entregar educación de calidad a todos nuestros niños.
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