Por: Giovanna Amaya P. Seremi de Medio Ambiente de la región de O’Higgins
Chile se encuentra inmerso en un ciclo climático que parece diseñado para poner a prueba su resiliencia. Desde las lluvias invernales que azotan los valles y cordillera, provocando inundaciones por crecidas de ríos y quebradas, hasta las altas temperaturas veraniegas que alimentan los temibles incendios forestales. Nuestra región de O’Higgins enfrenta un desafío complejo que exige respuestas integrales y eficientes, donde estos eventos climáticos extremos, no pueden ser considerados una casualidad. Estamos siendo testigos de un rompecabezas climático en constante evolución.
Actualmente, los inviernos en la región de O’Higgins no sólo traen consigo la anhelada lluvia, sino también el riesgo inherente de inundaciones. Los valles y las áreas ribereñas son especialmente vulnerables ante la crecida de ríos y quebradas, que pueden arrasar comunidades enteras, dañar la infraestructura vial y quedar sin suministros de servicios básicos.
El contraste climático regional se vuelve aún más evidente en verano, cuando las altas temperaturas y la sequedad del aire crean el escenario perfecto para los incendios forestales. Estos eventos devastadores amenazan la biodiversidad, la calidad del aire y la seguridad de las comunidades.
El ciclo climático que enfrenta nuestra región de O’Higgins requiere una estrategia integral y continua. No es suficiente abordar las inundaciones en invierno y los incendios en verano de manera aislada, sino como parte de un patrón climático cada vez más frecuente y severo. La planificación debe trascender las estaciones, considerando cómo las acciones tomadas en una temporada pueden afectar la siguiente.
Ante esto, el recientemente aprobado Plan de Acción Regional de Cambio Climático (PARCC) en nuestra región, adquiere protagonismo en estos momentos, ya que identifica las zonas de riesgo, propone medidas de mitigación y adaptación en este complejo escenario climático, como por ejemplo la orientación y gestión de los bosques, la prevención de incendios, la construcción de defensas ribereñas con prácticas sostenibles, la construcción habitacional resiliente, la planificación urbana enfocada en riesgos y soluciones basadas en la naturaleza, la restauración de ecosistemas naturales, entre otras medidas vitales en este ciclo.
La reconstrucción de las zonas afectadas por los recientes eventos climáticos, ofrece la oportunidad de no solo restaurar lo perdido, sino también de fortalecer la resiliencia ante futuras adversidades, seremos insistentes en pensar en un modelo con visión de futuro, recordando que cada decisión en el presente es un paso hacia la resiliencia climática de la región, por ello el Plan de Acción Regional de Cambio Climático, es un faro de esperanza en medio de la incertidumbre, ya que delinea el camino hacia un futuro más seguro y resiliente en la región de O’Higgins.
La respuesta efectiva a este ciclo climático requiere la colaboración de todos los sectores de la sociedad. El estado y los gobiernos regionales desempeñan un papel fundamental en la asignación de recursos, la gestión de emergencias y la implementación de políticas climáticas. Sin embargo, como gobierno ecológico del Presidente Gabriel Boric, estamos trabajando incansablemente en involucrar a las comunidades locales, fomentando la educación sobre el cambio climático, la prevención de riesgos y la participación en la toma de decisiones.
La transparencia y la comunicación abierta son pilares para construir una resiliencia sólida que permita a nuestra región, enfrentar y superar este ciclo climático con determinación y éxito. Finalmente, la elección está clara: o nos adaptamos y actuamos ahora, o enfrentaremos consecuencias aún más devastadoras en el futuro.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.