Por: Catalina Araya. Directora de Educación en Fundación País Digital (FPD)
En las últimas semanas, el uso de los dispositivos móviles ha generado un gran debate en el mundo, del cual nuestro país no ha estado exento.
A propósito del cambio de paradigma que enfrenta la educación y los recientes anuncios de Países Bajos, Londres o Nueva Zelanda, donde se busca prohibir los aparatos electrónicos -incluyendo teléfonos celulares- en las salas de clases, para mejorar el rendimiento escolar, en Fundación País Digital creemos que es importante no olvidar los beneficios que tiene la utilización de estas herramientas en los procesos pedagógicos y en atender los cambios que el desarrollo tecnológico trae para nuestras vidas.
Durante los últimos ocho años, nuestro equipo ha trabajado con fuerza, precisamente para impulsar su uso en el proceso de formación educativa, no de forma aislada, sino como parte de un proceso de innovación en educación.
Desde 2015 hemos entregado más de 100 laboratorios de celulares en distintas regiones de Chile que han beneficiado el aprendizaje de miles de estudiantes y que durante la pandemia permitieron también a muchos conectarse para dar continuidad a su aprendizaje.
Si bien pueden existir dudas sobre ciertos aspectos relacionados al uso indiscriminado y sin supervisión de los celulares, como por ejemplo, su efecto en el proceso de socialización en espacios recreativos, aprender con uno de ellos, acompañado por una estrategia pedagógica y un docente que facilite su aprendizaje, permite que cada estudiante avance a su propio ritmo, enfocándose en potenciales y nuevas áreas de su interés.
Con eso es que también se desarrolla una nueva experiencia educativa en la que es posible acceder a una mayor cantidad de conocimientos y recursos digitales que implican nuevas posibilidades, intereses y competencias para comprender el mundo en que vivimos y también transformarlo.
Por otra parte, en 2022, la UNESCO lanzó un documento sobre la educación del futuro en el cual se da cuenta que la educación como está concebida hoy en día, no está respondiendo a los desafíos que estamos viviendo como humanidad.
Uno de estos desafíos es la fuerte velocidad con que avanza la tecnología y los cambios que están produciendo para el mercado laboral. Desde nuestra perspectiva, el debate debería estar centrado en cómo estamos preparando hoy a nuestras niñas y niños para enfrentar los desafíos de un mundo incierto y que tiene como protagonista el desarrollo tecnológico, más que en el uso de un dispositivo específico.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.