Por: Jorge Leal Saldivia. Country Manager de Solek
El uso de leña para calefaccionar nuestros hogares es una costumbre tan antigua como la humanidad misma. Pero no por ser costumbre significa que sea algo positivo. Es más, ha significado una preocupante deforestación en el sur de nuestro país, donde la tala ilegal del bosque nativo ha llevado a números dramáticos.
Cada invierno, la gran mayoría de los hogares de las regiones sureñas de Chile cuentan con la leña como sustento principal para mantener el frío intenso a raya. Este consumo está íntimamente ligado a la destrucción de bosques, y si bien hacen falta estudios más formales para una medición más completa, no sería descabellado decir que el consumo de leña es una de las principales amenazas para el bosque nativo en nuestro país.
Esto no es todo. El consumo de leña residencial se ha transformado en la principal fuente contaminante en las ciudades del interior en la zona sur. Según estudios, Padre de las Casas, en la Región de Araucanía, Osorno y Coyhaique, conforman el triste podio de las ciudades más contaminadas de Sudamérica. Adicionalmente, hay nueve ciudades chilenas en el top 10.
Pero esta triste realidad puede ir cambiando. El suelo de Chile tiene una radiación idónea para la implementación de pequeños parques solares menores a 9 MW e instalaciones de autoproducción que pueden ubicarse en la zona centro y sur de Chile.
De esta forma, bajando el costo de la energía domiciliaria con sistemas Netbilling, es posible “electrificar” la calefacción de los hogares, masificando también el uso de la energía geotérmica de baja entalpía, y los sistemas conocidos como “bombas de calor”, cuya implementación es sumamente sencilla y además económicamente muy rentable.
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