Fundación Liderazgo Chile presentó, el año 2018, un proyecto de ley de Educación Emocional para implementar desde el aula un modelo que lleve a todos a regular mejor sus estados emocionales y, con ello, evitar -a futuro- tragedias como las que afectaron a Tomás Bravo y Damaris Meliñir
El director ejecutivo de la Fundación Liderazgo Chile (FLICH.org), Arnaldo Canales, hizo un llamado al Parlamento a poner en tabla y acelerar la discusión del proyecto de ley de Educación Emocional, con el objetivo de trabajar estrategias que lleven a disminuir el alza en casos de violencia y de hechos tan trágicos como los que le costaron la vida a la joven Damaris Meliñir y al menor Tomás Bravo.
Cabe señalar que dicha iniciativa legislativa fue presentada por FLICH el año 2018, ante la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, momento desde el cual descansa el proyecto, sin haber tenido avance en su tramitación. “Con todo esto, buscamos incorporar la educación emocional dentro del aula, pero no bajo la forma de un ramo, con una evaluación y una nota, sino que queremos que el docente adquiera herramientas y competencias en su proceso pedagógico para incorporarlas de forma transversal en la malla curricular”, explicó Canales.
Y esto tendría sentido, afirmó, dada los preocupantes índices de violencia que se están dando en nuestro país. “Los femicidios son un ejemplo de esto: tan solo el año pasado, en medio de la pandemia, hubo 151 femicidios frustrados, la cifra más alta en los últimos 8 años. Es más, entre 2018 y 2020 hubo 131 casos. Tenemos el caso de los homicidios, que también ha tenido un alza, el ciberbullying, la violencia de género, etcétera”.
Educación emocional como respuesta
¿Pero qué es educación emocional? De acuerdo a la Fundación Liderazgo Chile, esta es “es el aprendizaje vital para el desarrollo integral del ser humano, que busca a través del sentir emocional, gestionar conscientemente el desarrollo y transformación del bienestar personal y social, en un proceso continuo y sistemático”.
Gracias a este modelo, se van trabajando emociones obstaculizadoras -como, la ira, la rabia y la tristeza- y las facilitadoras -como la alegría, el amor y la felicidad- con el fin de que cada uno sea un aporte en miras de construir una sociedad más justa, equitativa y solidaria.
“Actualmente tenemos una sociedad y una educación en crisis. Somos testigos de estudiantes y adultos golpeadores, violentos, muy mal regulados emocionalmente y en permanente conflicto intra e inter personal. Sin duda, la educación emocional es la mejor receta que tenemos para sanar a la sociedad y, por ello, llamo a la presidencia de la Cámara de Diputados y a la Comisión de Educación de dicha Corporación, a poner en tabla y discutir de una buena vez este proyecto”.
Al concluir, Canales señaló que “requerimos entregar ayuda socioemocional que colabore a los niños, jóvenes, adultos y ancianos a comprender, expresar y regular de forma eficiente cada uno de los estados y fenómenos emocionales que transitan en sus vidas. Y ¿qué vamos a hacer? Partamos por dotar de un marco legal a nuestro país, como ha sucedido en Argentina y en otros países del mundo, que permita el acceso a estas herramientas tan necesarias hoy en día”.