Por: Karina Pérez. Directora de Robert Half en Chile
Es un hecho que las mujeres en Chile ganan un 23% menos que los hombres en cargos similares, mientras que el promedio del grupo de países de la OCDE es de 14,3%. Y, según cifras de ONU Mujeres, tomará 70 años llegar a cerrar dicha brecha salarial.
Pero más allá de llorar sobre la leche derramada o esperar casi un siglo para ver en evidencia la tan anhelada igualdad, las empresas deben empezar a interpretar la importancia de tener mujeres en sus equipos, no solo para cumplir una cuota mandatada por ley, sino como un driver imprescindible para el negocio.
Una empresa que no tenga diversidad de género en sus equipos es una empresa miope estratégicamente, que siempre estará mirando solo una parte del mundo, escuchando una parte de los consumidores y pensando el mismo tipo de soluciones para sus necesidades. Capitalizar el rol de la mujer dentro de la organización es imprescindible para contribuir al bienestar de toda la sociedad.
En ese mismo sentido, el Banco Mundial señaló que las mujeres económicamente activas son un factor clave para reducir los niveles de pobreza en América Latina, pues más del 90% de los ingresos que generan los reinvierten en salud, alimentación y educación de sus familias.
Mientras que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estimó que si las mujeres participaran en la economía de la misma manera y en las mismas condiciones que los hombres, hacia 2025 el producto interno bruto anual mundial podría crecer 26%, lo cual entrega una idea del potencial que ellas ofrecen para apuntalar la actividad productiva.
Entonces, uno debe preguntarse ¿cuáles son las habilidades femeninas que se complementan con las masculinas y aportan a la economía global y al desarrollo de equipos, empresas y sociedades?
La respuesta es que, en general, las mujeres poseen, en mayor medida, la capacidad de reunir personas y compilar opiniones y propuestas. Esta competencia favorece la creación de equipos, fomenta la participación y optimiza la toma de decisiones.
A diferencia de los varones, ellas pueden ser multifoco o multitarea, lo cual es una ventaja para las compañías a la hora de capacitar en lugar de tener que contratar personal para nuevas tareas o cargos.
Otra cosa es la facultad de las mujeres para relacionarse desde la empatía, pues están más orientadas a las personas y sus necesidades, más predispuestas a la comunicación y la resolución de conflictos..
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