Por: Andrés Bazán M. Director sede Temuco. Universidad de Aconcagua
Por la naturaleza de su misión las universidades regionales enfrentan una situación muy distinta a sus similares de la Región Metropolitana, porque desarrollan su quehacer en contextos muy complejos producto de las desigualdades territoriales propias de nuestro país. Es así como deben abordar problemas distintos en materias de formación, brechas académicas y socioculturales, temas de investigación científica, tecnológica, innovación, creación, la internacionalización de las regiones y el aporte al desarrollo regional.
Es importante y justo visibilizar la gran labor que realizan estas instituciones, las que logran conciliar adecuadamente su cometido académico con su rol público, haciendo un valioso aporte al desarrollo de los territorios en que se encuentran insertas y al bienestar de las comunidades regionales.
Sin perjuicio de lo anterior, siempre es necesario reflexionar acerca del rol que cumplen o pueden cumplir en el entorno en que estas se desenvuelven. En este sentido, considero que las universidades regionales deben tener una conducta más proactiva hacia el desarrollo regional.
Esto es reafirmando su protagonismo en dicho proceso a través del aporte de contenidos para la formulación de políticas públicas regionales; formando profesionales y técnicos calificados para elevar la productividad y competitividad de la región; identificando las fortalezas y debilidades de los territorios en cada una de las áreas del conocimiento y del desarrollo productivo para ser parte del crecimiento de cada región; haciendo investigación aplicada a las temáticas locales y generando líderes calificados, motivados y capaces de impulsar iniciativas innovadoras de desarrollo local y regional, lo que constituye el vehículo más efectivo para crear identidad regional, fortalecer la sociedad civil y mejorar las capacidades regionales.
En perseverar en cada uno de estos desafíos descansa buena parte del desarrollo productivo y social de nuestras regiones, así como también el éxito de las universidades regionales como agentes de transformación y búsqueda de mejores condiciones de vida de cada uno de los territorios.
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.