Por: José Robles Rivera. Asesor Senior Sustentabilidad y Comunidades
Cuando escuché hace un tiempo el concepto de digitalizar una empresa, pensé en dos cosas: la película Tron (donde una persona se digitalizaba y pasaba a un mundo nuevo) y la otra que es más tradicional, muchos papeles que pasaban a un sistema digital.
Sin duda estaba muy equivocado y he aprendido que es uno de los desafíos que enfrentamos como país. En el mundo académico se discute que las empresas que no incorporen la digitalización a sus negocios podrían desaparecer o tener un lugar muy relegado en la cadena de negocios.
Pero ¿qué es digitalizar?, quizás sirva para entenderlo uno de los ejemplos que me dio un buen colega de la Universidad Tecnológica de Chile, INACAP Hugo Barriga de academias TI. Cuando él estuvo en Silicón Valley, vio como una persona trabajaba parada en una mesa. Era curioso para nuestra cultura ver algo así, pero después de un rato esa persona con un botón la bajó a la altura que quería, es decir digitalizaron un producto que era adaptable a las necesidades específicas e individuales de un cliente. Otro ejemplo puede ser algo muy cotidiano, todos tomamos café en la mañana, pero no sería interesante si una tasa pudiese decirnos la temperatura ideal de tal forma de saber si aún está caliente o si ya está frío. En mi caso al menos, yo pagaría por ese detalle.
Ahí aparece el otro desafío, la digitalización no debe implicar pérdida de competitividad. Si estamos una industria que privilegia “la propuesta más bajo precio”, la estrategia de digitalización de mi negocio debe ir en ese camino, luego debo tener big data (historia de mis procesos), ello me permitirá aprender de ellos y pasar a un análisis inteligente de negocios, combinar estrategias de internet de las cosas y, porque no, llegar a plantear algoritmos que tomen decisiones en el negocio de manera más eficiente (Inteligencia Artificial).
Lo último puede parecer una mirada desde Hollywood, tipo ciencia ficción, pero si Ud. usa Wazze para ir al trabajo, la Inteligencia Artificial (AI) ya está en su vida. Lo mismo si tiene un teléfono móvil y usa sistema de voz (Siri u otro) adivine, también es IA. Si lo pensamos en el ámbito académico, hay avances que han llegado a poder predecir quien reprobaría una catedra antes que esta parta. Usarla permitiría que se pueda ir apoyando con metodologías especificas a esos alumnos y dando desafíos a los que están más avanzados, así se podría cumplir una enseñanzas más diferenciada y menos homogénea.
Para las empresas que están en faena, imagínese cuanto pagaría por saber exactamente cuántos trabajadores en este momento están en faena, su localización, tiempos promedios por servicios en terreno, comparación de cuadrillas de trabajo, y todo en línea…. O si quiere controlar sus activos, cuantas camionetas están donde se supone que deben estar y qué rendimiento tienen sus maquinarias. En términos de mantención, saber con anticipación cuando debe cambiar una pieza, si ésta realmente lo requiere, todo a través de un sistema de IA que le indica lo necesario dado ciertos parámetros.
La IA llegó a Chile, ahora la pregunta es ¿seremos de los que niegan y diremos no, a mi negocio no le afecta? Si es así lo más probable es que seremos desplazados por los que piensen y actúen preguntándose ¿cómo incorporo inteligencia a mi negocio para hacerlo más eficiente y competir en una industria?
Como dije antes, uno de los desafíos es pensar en privilegiar las propuestas de más bajo costo o diferenciarnos, porque una condición para incorporar esta tecnología es que nos debe hacer más competitivos. Ahora depende de nosotros ser parte del cambio o que él cambio… nos cambie.
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